Las autoridades rusas han detenido a un sospechoso de haber asesinado al teniente general Igor Kirillov, jefe de las Fuerzas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de Rusia. El asesinato, llevado a cabo por un ciudadano uzbeko vinculado a la inteligencia ucraniana, se realizó mediante un explosivo detonando de forma remota en Moscú. Kirillov había sido acusado por Ucrania de crímenes de guerra relacionados con el uso de armas químicas. Este incidente marca una escalada significativa en el conflicto entre Rusia y Ucrania, con Moscú calificando el ataque como un "acto terrorista" y planeando presentar el caso ante el Consejo de Seguridad de la ONU. La situación resalta la creciente tensión y peligrosidad del conflicto en curso.
El reciente asesinato del teniente general Igor Kirillov, figura clave en la defensa rusa contra amenazas químicas y biológicas, ha generado una conmoción significativa en Moscú y más allá. Este ataque, llevado a cabo con precisión y frialdad, ha agudizado las tensiones ya existentes entre Rusia y Ucrania. A medida que se revelan más detalles, queda claro que se trató de una operación meticulosamente planificada por la agencia de inteligencia ucraniana SBU.
Las autoridades rusas han identificado al presunto asesino como un ciudadano uzbeko de 29 años. Según los investigadores, este individuo fue reclutado por la inteligencia ucraniana con la misión específica de eliminar a Kirillov. Se informa que viajó a Moscú, donde recibió un dispositivo explosivo casero junto con instrucciones para llevar a cabo el ataque.
La operación se ejecutó con escalofriante eficacia. El sospechoso colocó el explosivo, que contenía aproximadamente 300 gramos de TNT, en un scooter eléctrico estacionado cerca del edificio residencial de Kirillov en la Avenida Ryazansky, al sureste de Moscú. Para monitorear el área, alquiló un automóvil equipado con una cámara de vigilancia que transmitía imágenes en tiempo real a operativos en Dnipro, Ucrania. Cuando Kirillov y su asistente, Ilya Polikarpov, salieron del edificio a las 6:00 a.m. del 17 de diciembre, el dispositivo fue detonado de manera remota, causando la muerte instantánea de ambos hombres.
El sospechoso, cuyo nombre no ha sido divulgado públicamente, confesó durante su interrogatorio que le prometieron una recompensa de $100,000 y reubicación en un país europeo tras completar la misión. Aunque la veracidad de su confesión está bajo revisión debido a posibles coacciones durante el interrogatorio, las autoridades rusas han manifestado su intención de perseguir a todos los involucrados en el complot.
Kirillov no era un militar común; como jefe de las Fuerzas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de Rusia, desempeñaba un papel crucial en la protección de tropas y civiles frente a amenazas químicas y biológicas. Su experiencia resultaba especialmente relevante en el contexto del conflicto actual con Ucrania, donde las acusaciones sobre el uso de armas químicas han sido recurrentes.
En sus informes públicos, Kirillov frecuentemente denunciaba que las fuerzas ucranianas habían utilizado agentes químicos en el campo de batalla y planeaban provocaciones para incriminar a Rusia. También expresó preocupaciones sobre laboratorios microbiológicos respaldados por Estados Unidos en Ucrania, sugiriendo que representaban una amenaza potencial. En octubre de 2024, el Reino Unido impuso sanciones contra él tras acusarlo de planear un ataque químico encubierto para desacreditar a Rusia ante la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ).
Ucrania consideraba legítimo tener como objetivo a Kirillov. Días antes de su asesinato, las autoridades ucranianas lo acusaron formalmente en ausencia por crímenes de guerra relacionados con el supuesto uso de armas químicas contra tropas ucranianas. Moscú rechaza estas afirmaciones categóricamente y sostiene que desmanteló su arsenal químico en 2017.
El asesinato de Kirillov representa una escalada significativa en el conflicto armado entre ambos países al dirigirse Ucrania hacia un alto oficial militar ruso dentro del territorio ruso. Las autoridades rusas han calificado este ataque como un "acto terrorista" y se han comprometido a llevar ante la justicia a los responsables. La Seguridad Federal (FSB) ha difundido un video del interrogatorio del sospechoso donde parece admitir su implicación en el complot.
Moscú también ha anunciado su intención de plantear este asunto ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, indicando su deseo de internacionalizar el incidente. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, Maria Zakharova, acusó a Ucrania de ser un instrumento al servicio de potencias occidentales como Estados Unidos y Gran Bretaña y advirtió que Rusia no se dejará intimidar por tales ataques.
El asesinato del teniente general Igor Kirillov subraya la creciente intensidad del conflicto entre Rusia y Ucrania. Al atacar a un oficial militar senior, Ucrania envía un mensaje claro: nadie está fuera del alcance. Para Rusia, este ataque es un recordatorio contundente sobre los peligros que enfrenta incluso dentro de sus fronteras. A medida que aumentan las tensiones, persiste la pregunta sobre cómo culminará esta espiral violenta.
Fuentes para este artículo incluyen:
Cifra | Descripción |
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300 gramos | Cantidad de TNT utilizado en el explosivo |
$100,000 | Recompensa prometida al asesino por completar la misión |
6:00 a.m. | Hora en que Kirillov y su asistente salieron del edificio y fueron asesinados |
29 años | Edad del sospechoso detenido, ciudadano uzbeko |