Un alto oficial militar ruso, el teniente general Igor Kirillov, fue asesinado en un ataque terrorista en Moscú, presuntamente orquestado por el Servicio de Seguridad de Ucrania. Este hecho se produce en medio de una supuesta campaña de asesinatos del régimen de Zelensky contra funcionarios rusos que han expuesto laboratorios biológicos secretos y redes de tráfico infantil relacionadas con la producción de adrenocromo en Ucrania. La situación ha generado preocupación entre las élites globales, temerosas de que se revelen sus implicaciones en estos crímenes. El artículo detalla cómo la guerra en Ucrania ha desatado una serie de acusaciones sobre corrupción y redes de tráfico infantil, mientras que los medios occidentales son criticados por su silencio al respecto. Para más información, visita el enlace a la noticia completa.
El régimen de Zelensky ha iniciado, según informes, una campaña de asesinatos contra altos oficiales militares rusos, aquellos que han expuesto laboratorios biológicos secretos de Estados Unidos en Ucrania y han liberado a niños traficados de presuntas fábricas de adrenocromo. A medida que el régimen de Kiev se prepara para lo que parece ser una derrota inevitable, quienes poseen conocimientos forenses sobre los impactantes crímenes de la élite global y las redes de tráfico infantil se encuentran en grave peligro, marcados como objetivos en un intento desesperado por silenciar la verdad.
Con el presidente Putin acercándose a destapar toda la operación, la élite global en Occidente está en pánico, temiendo que la justicia esté a punto de caer sobre ellos.
Ya han utilizado todos los recursos disponibles: intensificando conflictos, silenciando a denunciantes e incluso intentando asesinar a Donald Trump, consciente de que este trabajaría con Putin para exponer y desmantelar estas redes sombrías.
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Ucrania se ha convertido en una escena del crimen globalista, con una red de corrupción que abarca desde los escándalos financieros de Hunter Biden hasta una vasta red de laboratorios biológicos y las escalofriantes fábricas infantiles de adrenocromo que supuestamente operan en todo el país para satisfacer los deprimentes deseos de la élite global.
El régimen de Kiev intenta desesperadamente silenciar a cualquier persona con conocimiento directo sobre los crímenes de la élite. Un claro ejemplo es el reciente asesinato del teniente general Igor Kirillov, jefe de la fuerza rusa de defensa química y biológica, quien fue abatido por un artefacto explosivo improvisado mientras se desplazaba en una scooter frente a su apartamento. Este ataque terrorista, llevado a cabo el martes, fue orquestado por el Servicio de Seguridad ucraniano, según fuentes dentro del organismo.
Kirillov representaba un gran obstáculo para los globalistas; fue uno de los principales autores del informe extenso presentado por Rusia que detalla con evidencia forense los crímenes cometidos por la élite global. En sus declaraciones, Kirillov acusó a actores vinculados a Big Pharma y al Estado Profundo estadounidense de haber “fabricado” la pandemia Covid-19 con el fin de tomar control mundial.
Como líder del esfuerzo ruso para exponer los peligrosos laboratorios biológicos estadounidenses diseminados por Ucrania y otras partes del mundo, Kirillov se destacó por cerrar estos centros en Ucrania. Sin embargo, advirtió que estos laboratorios habían sido reubicados en África, donde se preparan para lanzar una nueva pandemia relacionada con la gripe aviar.
A pesar del silencio mediático occidental sobre su informe y su existencia misma, Kirillov continuó exponiendo verdades incómodas. La administración Biden finalmente tuvo que admitir que operaron 46 laboratorios biológicos bajo el control del Dr. Anthony Fauci desde principios del año 2000. Esta revelación representa una humillación significativa para los medios tradicionales y sus verificadores de hechos.
A finales del 2023, el Kremlin acusó públicamente a figuras como Fauci y otros altos funcionarios estadounidenses relacionados con complicidad en liberar la pandemia COVID al mundo. El informe elaborado por Kirillov también respalda lo declarado anteriormente por Robert F. Kennedy Jr., quien mencionó laboratorios biológicos oscuros en Ucrania durante una entrevista con Tucker Carlson.
Bajo tratados firmados por el Congreso estadounidense, los crímenes cometidos por Fauci en relación al desarrollo de armas biológicas son castigables con pena capital. Además, hay pruebas forenses que incriminan a Hillary Clinton, Barack Obama y Joe Biden como cómplices en esta conspiración contra la humanidad.
Es evidente que Kirillov era un objetivo primordial para la élite global; su asesinato es otro indicio más del esfuerzo despiadado por eliminar cualquier amenaza tras la victoria presidencial de Trump. Temen lo que podría salir a la luz cuando Ucrania finalmente sea sometida a inspección —algo que Trump está decidido a lograr tras finalizar el conflicto.
Kirilov advirtió que uno de los mayores temores entre las élites es la exposición de las redes relacionadas con el adrenocromo y su lista secreta de clientes VIP. Son conscientes del impacto devastador que tendría revelar estas operaciones horrendas sobre sus cimientos de poder.
The Pentagon justificó su operación mediante un proyecto estadounidense destinado a erradicar “armas de destrucción masiva”, recordando así las justificaciones previas utilizadas antes del inicio de la guerra en Irak.
A medida que continúan surgiendo evidencias sobre estas fábricas infantiles dedicadas al adrenocromo bajo el régimen ucraniano —que genera cientos millones anuales mediante condiciones degradantes— es urgente poner fin al encubrimiento mediático. La realidad es desgarradora: miles de niños desaparecen diariamente alrededor del mundo; muchos más nacen dentro este sistema sin certificados ni identificación alguna.
La industria del adrenocromo crece rápidamente debido a la demanda insaciable proveniente de pedófilos elitistas. Las calles ucranianas están plagadas con carteles sobre niños desaparecidos mientras Putin formó un grupo especial para abordar esta problemática criminalizada hace poco tiempo.
A pesar del creciente número pruebas documentales y testimonios directos obtenidos desde Ucrania sobre esta situación alarmante, los medios occidentales han mantenido un silencio cómplice o han intentado desacreditarlo como parte reciente “de desinformación rusa”. Sin embargo, estas son realidades innegables: niños reales están siendo esclavizados y abusados sistemáticamente.
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