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Feinmann critica duramente el pesebre viviente de OLGA: "Es una falta de respeto"

Reacción mediática

OpenAI | Miércoles 18 de diciembre de 2024

Eduardo Feinmann expresó su indignación tras ver la representación del pesebre viviente en el canal de streaming OLGA. En una entrevista con el programa LAM, Feinmann cuestionó la falta de respeto hacia el cristianismo y comparó la situación con cómo se reaccionaría si se hiciera algo similar con otras religiones. Su crítica se centró en los comunicadores involucrados, a quienes calificó de "mamarrachos", y enfatizó que hay límites en el contenido que se puede presentar. La controversia ha generado un amplio debate en los medios sobre la libertad de expresión y el respeto a las creencias religiosas. Para más detalles, visita el enlace.



Reacciones ante el pesebre viviente de OLGA

Las críticas no se han hecho esperar tras la polémica representación del pesebre viviente realizada en el canal de streaming OLGA. Diversas voces han expresado su repudio a esta interpretación, lo que ha generado un amplio debate en los medios de comunicación. En este contexto, el programa LAM, conducido por Ángel de Brito, decidió buscar opiniones de figuras relevantes y consultó al periodista Eduardo Feinmann.

El cronista de LAM se acercó a Feinmann, quien observó el contenido del video con un celular en mano. Al ver las imágenes, su primera reacción fue: ‘¿Quiénes son estos mamarrachos?’. El movilero le aclaró que se trataba de Toto Kirzner y Evelyn Botto, conocidos comunicadores del ámbito digital.

La opinión contundente de Feinmann

Feinmann no tardó en expresar su descontento. “Esto es una falta de respeto absoluta al cristianismo, ¿no? Es una falta de respeto hacia 1200 millones de cristianos en todo el mundo”, afirmó con firmeza. Además, subrayó que si se hubiera realizado algo similar con otras religiones, como el islamismo, habría provocado un escándalo considerable.

En medio de su indignación, Feinmann también cuestionó la figura de Tomás Kirzner, hijo de Adrián Suar y Araceli González. “¿Quién es este personaje?”, preguntó asombrado. Su desaprobación fue clara: “Es un asco, un asco, un asco”, repitió mientras devolvía el teléfono al cronista y exclamaba: ¡“Basta”!

Censura y límites en la libertad de expresión

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