OPINIÓN

Tensiones centro periferia: Catalunya vs. Estado

José Luis Úriz Iglesias | Lunes 03 de febrero de 2020

Observando la situación actual en Catalunya a uno le sigue viniendo la imagen del cuadro: “El sueño de la razón produce monstruos”, un grabado de Francisco de Goya que ha dado pié a multitud de interpretaciones sobre sus significados.



El más acertado puede ser el que apunta a que quiere trasladar la idea de que “cuando los hombres no oyen (escuchan sería más acertado afirmar) el grito de la razón todo se vuelve visiones”.

Parece dibujado y definido para aplicarlo a la actual situación que atraviesa Catalunya y a la posición adoptada por ciertos políticos y colectivos que con su actitud poco reflexiva y errática, más parece que estén en el proceso de visiones que de escuchar la razón.

Lo ocurrido en las últimas horas en el Parlament así lo indica, mucho más analizando la posición de su “supuesto” President, Quim Torra.

Como se puede apreciar los personajes más representativos de esa sinrazón siguen haciendo de las suyas.

De una parte Carles Puigdemont que desde su atalaya de Waterloo más bien parece un Napoleón de tres al cuarto, que un President del siglo XXI. Los despropósitos que va haciendo en el Parlamento Europea son de record. Que si me apunto a los verdes pero retiro la petición porque sé que no me van a admitir, que si saco cartelitos en el plenario como un veinteañero, etc., etc.

También su sucesor Torra, puesto a dedo al más puro estilo de la Roma imperial, aunque con menos bagaje político le imita en eso de dar la nota. Lo ocurrido en los últimos tiempos indica hasta donde ambos han perdido la cordura.

Pero el problema más preocupante no es que existan dos President, el real y el ficticio, que están metidos en un constante esperpento creando desasosiego a la ciudadanía de allí y de aquí, sino que les sigan un importante sector de la sociedad catalana absolutamente radicalizado.

Da la sensación de que no son ellos quienes lideran sino muy al contrario, van como borreguitos detrás de quienes les marcan el camino, en especial los sectores más radicales, Junts per Catalunya, CUP, CDR, ANV y Omnium.

¿Todos los personajes de esta comedia bufa son iguales? ¿Todos están afectados por el virus que intenta reflejar Goya en su grabado?

Algunos sí como ya hemos analizado en una de las orillas de este río de aguas turbulentas. Incluso en la otra existen personajes como Casado, Abascal o Arrimadas que caminan por la misma senda que les lleva al desvarío.

Pero afortunadamente para nuestros dos países comienzan a aparecer otros que o nunca la han perdido como Iceta, Sánchez e Iglesias, o la han recuperado a tiempo como Junqueras más nuevos actores como Asens y Aragonés.

Oriol Junqueras es un político formado y culto que no debería estar ya en la cárcel, especialmente porque alguien así resulta necesario en el sector independentista. Sus últimas reflexiones indican que otra política es posible desde esa orilla.

Gentes así son necesarias para Catalunya, pero especialmente son útiles para España, especialmente en un momento tan complejo como éste.

Junqueras tiene ascendente sobre un sector importante del independentismo, especialmente ERC, que le escucha y respeta y es alguien con quienes gentes como Iceta, Asens, Sánchez e Iglesias se pueden y deben entender y acordar.

Quizás el mejor resumen de sus propuestas que expresó hace mese en una entrevista que conviene releer, sea que la vía adecuada para resolver la crisis catalana es la del “diálogo, el acuerdo y el pacto”. O que el “ruido y la gesticulación no sirve para nada”, al tiempo que reiteraba la “obligación” de gobernar para todos”.

Por último Junqueras siempre ha rechazado cualquier expresión violenta y ha considerado un “error incomprensible” el creer que se puede conseguir algo con incidentes, en una clara descalificación a los CDR, CUP e incluso a sectores radicales de Junts per Catalunya.

Se declara independentista, pero al menos es consciente de que la vía unilateral ha quedado tapiada para siempre y que cualquier avance debe hacerse siempre desde el acuerdo.

Leer reflexiones de este calado nos saca de la sensación de melancolía actual, e indica que otra manera de hacer política es posible en Catalunya.

Ahora lo mejor que le puede pasar a ERC, es consolidar la ruptura con Junts per Catalunya escenificada el pasado martes en el Parlament y volar autónomamente. El futuro de un tripartito ERC-PSC-Comuns no parece tan lejano ahora.

Se puede y se debe despertar de ese sueño de la razón, que nos está produciendo monstruos. Junqueras y Aragonés junto a Iceta y Asens en Catalunya y con Pedro Sánchez y Pablo Iglesias desde España deben de aprovechar esta ocasión, fortalecer a las gentes sensatas y aislar a las radicales.

Para eso hace falta como ya se ha comentado en innumerables ocasiones, imaginación, buscando nuevas soluciones para viejos problemas, audacia en especial para sacarle de la cárcel y generosidad, dosis enormes de generosidad.

Evitar por todos los medios imaginables un choque de consecuencias imprevisibles, entre dos trenes que ahora caminan por la misma vía uno hacia el otro a una velocidad de vértigo.

Medir bien los pasos para evitar torpezas como la última de un gobierno de Sánchez-Iglesias, planteando aplazar la mesa de negociación hasta después de las elecciones, teniendo que rectificar ante el enfado de ERC.

Haciendo un poco de historia la dura confrontación Estado-Catalunya, es la herencia de un problema sin resolver desde nuestra Transición; las tensiones centro-periferia.

Quizás la existencia de ETA que obligaba a dirigir las miradas hacia Euskadi ignorando a Catalunya, haya tenido algo que ver con haber dejado pudrir la situación actual.

Eso más una serie de errores del PP, comenzando por el movimiento que dio lugar a la sentencia del Tribunal Constitucional, contra un Estatut que gozaba de un apoyo casi unánime en un momento histórico de tranquilidad en el mundo independentista.

Porque desde la desaparición de ETA mientras en Catalunya la tensión aumenta, en Euskadi un PNV sensato y responsable está sacando el máximo rendimiento a sus 6 diputados, permitiendo la investidura de Pedro Sánchez y con toda probabilidad la aprobación de los presupuestos de este año.

Así la ciudadanía vasca se ve beneficiada, sólo tenemos que ver los últimos indicadores económicos, mientras la catalana resulta perjudicada por la irresponsabilidad de algunos de sus dirigentes.

Una serie de interrogantes se abren ahora: ¿Realmente existe alguien capaz de evitar ese choque? ¿Cuáles serían las condiciones mínimas para evitarlo? ¿Cómo buscar una alternativa que satisfaga a la inmensa mayoría de la ciudadanía catalana, pero igualmente a la española? ¿Qué ocurrirá si nuevamente cerramos la herida en falso?

Quizás sería posible si se escuchara más a personajes de la talla de José Antonio Pérez Tapias, o Andrés Perelló. Especialmente el primero, que durante años ha teorizado sobre la necesidad de abrir un proceso constituyente, que nos lleve a un Estado Federal Plurinacional. Transformar España en una Nación de Naciones.

Explorando también la vía del artículo 92 de nuestra Constitución, para poder satisfacer la demanda ajustada a derecho del “derecho a decidir”, que debiera ser uno de los derechos fundamentales en nuestro país.

Recordar que en su apartado 1 señala, “Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos”. Una interpretación flexible e inteligente podría dar lugar que ese “todos” se refiriera a “todos” los ciudadanos catalanes. ¿Por qué no?

La clave aquí sería pues la palabra “consultivo”.

Para eso haría falta una gran dosis de generosidad por ambas partes, con el fin de lograr un amplio acuerdo que contemple el compromiso, de que si en esa consulta con arreglo a nuestra Constitución el resultado es favorable a la independencia, en un plazo razonable, que podría ser 5 años, se produjeran las correcciones necesarias para hacer un referéndum legal decisorio y si fuera negativo dejar zanjado el tema al menos por el mismo periodo de tiempo.

Todo ello debiera ir acompañado de un nuevo pacto fiscal, que de alguna manera fuera equiparando Catalunya con Navarra y Euskadi.

En definitiva, como señalaba un desaparecido y lúcido Enrique Curiel, siempre preocupado por lo que pasaba en Euskadi y Catalunya, ser capaces de construir una “casa común” con diferentes pisos independientes, donde seamos capaces de sentirnos cómodos todos, vascos, catalanes, madrileños o andaluces.

¿Evitaría esto ese choque de trenes? Probablemente sí. Como dijo una lúcida Gemma Nierga al final de la manifestación contra el asesinato de Ernest Lluch, precisamente en Barcelona: “señores políticos ustedes que pueden dialoguen”. ¿Serán capaces de hacerlo hasta las últimas consecuencias?

La aparición de este actualizado Pedro Sánchez más el nuevo clima de entendimiento con Podemos, PNV, ERC e incluso con Bildu, puede favorecerlo.

Sólo falta que en la otra orilla surja un personaje de peso que colabore con valentía. ¿Un nuevo y sensato Oriol Junqueras como Pere Aragonés, al menos mientras el primero sale de prisión?

Igualmente en este nuevo escenario resultará imprescindible sustituir los actuales halcones de Junts per Catalunya por palomas y si es posible que el PP vuelva a posiciones sensatas y dialogantes ante un problema de Estado, quizás el más importante que tenemos.

Sensatez, diálogo, negociación, acuerdo transversal, imaginación, audacia, generosidad, unidad de las izquierdas, estatales y periféricas. Por estos conceptos y valores pasa la solución.

Veremos...


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