Catherine D’Ignazio, profesora asociada del MIT, destaca la importancia de cuestionar la procedencia y el uso de los datos en el discurso público. Su trabajo se centra en aplicar la ciencia de datos a problemas sociales, especialmente para empoderar a comunidades marginadas. A través de su libro "Counting Feminicide", D’Ignazio resalta cómo activistas en América Latina han creado bases de datos sobre feminicidios que superan a las oficiales. Además, aboga por un diseño inclusivo de infraestructuras de datos que fomente la participación ciudadana en la democracia. Su enfoque busca desafiar desigualdades estructurales mediante tecnologías que fortalezcan a las comunidades.
En el ámbito del discurso público, es habitual escuchar a alguien afirmar: “He traído datos a esta discusión”, lo que posiciona sus conclusiones como empíricas y racionales. Sin embargo, es menos frecuente cuestionar: ¿De dónde provienen esos datos? ¿Cómo fueron recolectados? ¿Por qué existen datos sobre ciertos temas y no sobre otros?
La profesora asociada del MIT, Catherine D’Ignazio, se hace estas preguntas. Con una amplia trayectoria académica, D’Ignazio se interesa por aplicar los datos a cuestiones sociales, buscando empoderar a los desfavorecidos para que tengan acceso a la información numérica y ofrecer una visión más completa de los problemas cívicos que intentamos abordar.
“Si queremos una ciudadanía educada que participe en nuestra democracia con argumentos basados en datos, debemos reflexionar sobre cómo diseñamos nuestras infraestructuras de datos para apoyarla”, sostiene D’Ignazio.
Un claro ejemplo de su trabajo es el feminicidio, el asesinato de mujeres como resultado de la violencia de género. Activistas en América Latina comenzaron a documentar casos y crear bases de datos que superaban con frecuencia los registros oficiales del estado. D’Ignazio ha observado esta problemática y, junto a colegas, ha co-diseñado herramientas de inteligencia artificial con defensores de derechos humanos para respaldar su labor de monitoreo.
El libro que D’Ignazio publicará en 2024, titulado “Counting Feminicide”, narra todo este proceso y ha contribuido a llevar el tema a nuevas audiencias. Donde antes existía un vacío de información, ahora hay bases de datos sustanciales que ayudan a las personas a reconocer la realidad del problema en múltiples continentes, gracias al esfuerzo innovador de ciudadanos comprometidos. El libro detalla cómo la ciencia de datos desde la base y el activismo ciudadano son formas emergentes de participación cívica.
D’Ignazio ha cultivado un interés por la ciencia de datos, el diseño digital y las cuestiones globales desde hace tiempo. Se graduó en relaciones internacionales por la Universidad Tufts y luego trabajó como desarrolladora de software en el sector privado. Posteriormente regresó a sus estudios para obtener un MFA en el Maine College of Art y un MS en el MIT Media Lab, donde pudo integrar todas sus inquietudes intelectuales.
“El Media Lab fue para mí el lugar donde pude converger todos esos intereses”, comenta D’Ignazio. “¿Cómo podemos tener aplicaciones más creativas del software y las bases de datos? ¿Cómo podemos lograr aplicaciones más justas socialmente de la inteligencia artificial? Y ¿cómo organizamos nuestra tecnología y recursos para un futuro más participativo y equitativo para todos?”
Aunque D’Ignazio no dedicó todo su tiempo en el Media Lab exclusivamente a cuestiones relacionadas con bases de datos, también co-organizó hackatones feministas como “Make the Breast Pump Not Suck”, donde cientos de participantes desarrollaron tecnologías e iniciativas para abordar la salud posparto y la alimentación infantil. Sin embargo, gran parte de su trabajo se ha centrado en la arquitectura de datos, visualización y análisis sobre la relación entre producción de datos y sociedad.
D’Ignazio inició su carrera docente como conferenciante en el programa Digital + Media en Rhode Island School of Design, antes de convertirse en profesora asistente de visualización de datos y medios cívicos en Emerson College. En 2020 se unió al cuerpo docente del MIT como profesora asistente.
Su primer libro, “Data Feminism”, co-escrito con Lauren Klein de Emory University y publicado en 2020, examina diversas maneras en que los datos cotidianos reflejan la sociedad cívica que los genera. Por ejemplo, las tasas reportadas de agresiones sexuales en campus universitarios pueden ser engañosas si las instituciones con menores tasas tienen climas problemáticos para quienes sobreviven a tales agresiones.
D’Ignazio posee una perspectiva global —ha vivido en Francia, Argentina y Uruguay— lo que le permite comprender mejor las políticas regionales y nacionales detrás de estos temas así como los desafíos que enfrentan los vigilantes ciudadanos respecto a la recolección de datos. No hay que subestimar lo complicado que son estos proyectos.
“Se requiere mucho trabajo grassroots para producir datos”, afirma D’Ignazio. “Es realmente interesante observar cuánto esfuerzo implica por parte de grupos científicos o ciudadanos hacer que los datos sean útiles; esto suele deberse a estructuras institucionales deficientes.”
D’Ignazio enfatiza que el tema sobre quién participa en la ciencia de datos es “el elefante en la sala del servidor”. Como profesora asociada, fomenta entre sus estudiantes una reflexión abierta acerca del papel social subyacente a la ciencia de datos. A su vez, ella también se inspira en sus alumnos.
Uno de sus actuales estudiantes graduados, Wonyoung So, está investigando problemas relacionados con los datos habitacionales. Es relativamente sencillo para los propietarios acceder a información sobre inquilinos; sin embargo, ocurre lo contrario cuando se trata del acceso inverso. Esto dificulta conocer si ciertos arrendadores tienen tasas anormalmente altas de desalojos.
“Existen tecnologías que permiten a los propietarios obtener casi toda información sobre inquilinos; sin embargo hay muy pocas tecnologías disponibles para que inquilinos conozcan algo acerca de sus arrendadores”, explica D’Ignazio. La disponibilidad desigual de información “a menudo reproduce asimetrías ya existentes”. Además, incluso cuando se publica información sobre vivienda por parte de las jurisdicciones locales, señala que “es increíblemente fragmentada y publicada mal o diferente según cada lugar”. Existen enormes inequidades incluso dentro del ámbito del open data.
Bajo esta premisa, el sector habitacional parece ser otro campo donde pueden desarrollarse nuevas ideas y mejores estructuras informáticas. Aunque no sería un tema que hubiera abordado por sí misma inicialmente, D’Ignazio se considera facilitadora del trabajo innovador realizado por otros. Hay mucho progreso por hacer respecto al uso científico aplicado a la sociedad mediante herramientas accesibles.
"Me interesa pensar cómo la información y la tecnología pueden desafiar desigualdades estructurales", concluye D’Ignazio. "La pregunta es: ¿Cómo diseñamos tecnologías que ayuden a las comunidades a construir poder?"
Catherine D’Ignazio es profesora asociada en el MIT y directora del Laboratorio de Datos y Feminismo. Tiene un interés profundo en aplicar datos a problemas sociales, especialmente para ayudar a los desfavorecidos a acceder a la información.
D’Ignazio enfatiza la importancia de cuestionar de dónde provienen los datos, cómo se recopilan y por qué hay datos sobre algunos temas pero no sobre otros. Aboga por diseñar infraestructuras de datos que apoyen una ciudadanía educada y participativa en la democracia.
El libro "Counting Feminicide" documenta el proceso de recopilación de datos sobre feminicidios en América Latina, donde activistas han creado bases de datos más completas que los registros oficiales del estado. Esto ayuda a visibilizar la gravedad del problema en múltiples continentes.
D’Ignazio tiene una formación diversa que incluye un BA en relaciones internacionales, un MFA y un MS del MIT Media Lab. Ha trabajado como desarrolladora de software y ha coorganizado hackatones feministas para abordar problemas de salud postparto.
D’Ignazio fomenta un pensamiento crítico entre sus estudiantes sobre la ciencia de datos y sus implicaciones sociales. Se inspira en las ideas innovadoras que sus estudiantes traen al aula.
D’Ignazio señala que hay un gran trabajo detrás de la producción de datos por parte de grupos ciudadanos, debido a las deficiencias en las estructuras institucionales de datos, lo que hace difícil hacer que esos datos sean útiles.
Actualmente, D’Ignazio está interesada en problemas relacionados con datos sobre vivienda, donde observa asimetrías significativas entre la información disponible para propietarios e inquilinos.