Desde la perspectiva de sus compañeros, solo existe un único camino que podría seguir, pero él ha optado por no tomarlo. Juan Lobato, quien ocupa el cargo de secretario general del PSOE de Madrid, se resiste a dimitir. Su decisión no solo implica aferrarse a su puesto, sino que también lanza una crítica contundente hacia su partido y hacia Moncloa. Denuncia el "linchamiento de algunos dirigentes" que han solicitado su renuncia tras conocerse que había llevado al notario los mensajes de WhatsApp intercambiados en marzo con Pilar Sánchez Acera, quien es la mano derecha del actual ministro Óscar López.
Este martes, los medios fueron convocados por Lobato para una declaración institucional en la Asamblea de Madrid, sin posibilidad de preguntas. Antes de su aparición, algunos miembros del partido comentaban sobre la posibilidad de su dimisión, ya que su situación interna se volvía insostenible. Sin embargo, él no optó por renunciar. Se presentó solo y su intervención duró apenas tres minutos. El contenido de su mensaje estaba dirigido exclusivamente a cuestiones internas, con el objetivo de señalar a Ferraz y la Moncloa.
La presión había aumentado en las últimas horas, ya que nadie comprendía el motivo por el cual había llevado al notario una conversación mantenida con Sánchez Acera en marzo, cuando ella ocupaba el cargo de directora de Gabinete de López, quien a su vez era jefe de Gabinete del presidente Pedro Sánchez. Según reveló el diario Abc, ella le envió un correo electrónico con la comunicación entre el abogado de Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, y el fiscal del caso. Además, le sugirió que utilizara esa información durante su careo contra la presidenta madrileña en la Asamblea, pero él se negó; posteriormente, la Moncloa filtró la información a los medios. Fue meses después, en noviembre, cuando ya era evidente el cuestionamiento hacia Lobato como líder del PSOE-M, que tomó la decisión de asegurar esos WhatsApps ante el notario. En la federación le exigían que diera un paso atrás o, al menos, que no liderara la delegación de los socialistas madrileños al 41º Congreso Federal, que comenzará este viernes en Sevilla. Ese mismo día, él comparecerá ante el Supremo debido a esos mensajes con Sánchez Acera. Como testigo llamado, no podrá mentir y deberá presentar el acta notarial.
"Con certeza, he convocado a todos ustedes debido a mi preocupación por la reacción y el linchamiento que han mostrado algunos líderes de mi partido, una actitud que, sinceramente, no comprendo —comenzó su declaración ante los periodistas en la Cámara autonómica—. No lo comprendo porque, si lo que se me informó esa mañana al recibir la documentación era cierto, no veo cuál es el inconveniente en validar el origen legítimo de dicha documentación, que provenía de los medios de comunicación".
Lobato continuaba desarrollando su línea argumentativa de las últimas horas, señalando que una comunicación había sido transmitida por Sánchez Acera a través del abogado de la pareja de Ayuso y el fiscal, información que ya circulaba en los medios. Por lo tanto, no existía ningún "problema" en presentarlo ante el notario, ya que su origen era legítimo. Sin embargo, insinuó que el gran revuelo en su contra se debía a que, en realidad, lo que la Moncloa le había proporcionado era un documento previamente desconocido y, por ende, filtrado; posiblemente por parte de la propia Fiscalía General del Estado. Cabe recordar que su titular, Álvaro García Ortiz, enfrenta una imputación por parte del Supremo debido a revelación de secretos.
"¿Cuál es el problema? —se cuestionó—. No percibo ningún inconveniente, al contrario. A raíz de la reacción de ciertos líderes de mi partido, parece que existe alguna duda sobre la veracidad de lo que se me comunicó. Esto, desde luego, no lo acepto. No puedo considerar como falso lo que se me informó, ni que los medios de comunicación fueran el origen de esa documentación, ya que eso sería bastante serio". Para Lobato, "es evidente que la democracia y la ley siempre prevalecen sobre los partidos políticos y sus dirigentes del PSOE". "Por lo tanto, no puedo aceptar que eso fuera incierto porque si el documento hubiera tenido un origen diferente al que se me indicó, esto habría implicado no solo que se me mintió —lo cual es secundario— sino también un intento por parte de otros para hacerme responsable de la divulgación de un documento con un origen posiblemente irregular, lo que podría haber tenido consecuencias legales y políticas tanto para mí como para el PSOE". En otras palabras, si el correo era una filtración directa cuyo origen no eran los medios y se le entregó con la intención real de cumplir con lo que Moncloa le solicitaba, eso constituiría un delito: la divulgación de una comunicación secreta y especialmente sensible, agravada por su condición de técnico de Hacienda.
Lobato sostiene que "siempre la misma historia" se repite, donde "se intenta por parte de unos pocos que parezca que el malo es precisamente quien decide no hacer las cosas mal". En otras palabras, dentro de su partido buscan desacreditar a aquellos que actuaron de manera correcta. Esto representa un nuevo ejercicio de autodefensa y una forma de señalar a los propios.
El líder del PSOE-M lanzó un mensaje dirigido al PP y a su jefa en Madrid, Ayuso, en respuesta a sus "furibundos" ataques. Afirmó: "El PSOE no es una secta, ni es una agencia de colocación de amigos a los que proteger, como nos dicen desde la derecha, para nada. El PSOE es un partido democrático. Es un partido con 145 años de historia, de honestidad, de sacrificio, de integridad. Un partido de militantes y de referentes políticos ejemplares. Y lo va a seguir siendo. Lo tengo claro". Estas palabras finales también estaban dirigidas a su propio partido, ya que durante los breves tres minutos de su declaración se dedicó a resaltar la importancia de la pluralidad interna y el derecho a discrepar. Al mismo tiempo, parecía estar preparando su camino hacia las primarias internas —presumiblemente contra el ministro Óscar López— que se espera inicien la próxima semana. La situación es incierta y podría intensificarse la presión interna en los días venideros.