El Consejo de Seguridad de la ONU celebró este lunes una sesión con motivo de los 1000 días transcurridos desde el inicio de la incursión militar rusa en Ucrania en contravención de la Carta de la ONU y las leyes internacionales.
“Desde febrero de 2022, al menos 12.164 civiles han muerto, incluidos más de 600 niños”, informó la titular de la ONU para Asuntos Políticos, en nombre del Secretario General, y aclaró que la cifra podría ser más alta.
Rosemary DiCarlo reportó que en los últimos meses se ha producido un aumento significativo de las bajas civiles con algunos de los embates con misiles y drones más intensos y a gran escala de la guerra en octubre y noviembre.
Asimismo, citó la presunta autorización de Estados Unidos a Ucrania para atacar territorio ruso con las armas que le ha provisto.
“Anoche, también hubo informes en los medios de comunicación indicando que las fuerzas ucranianas recibirían autorización para utilizar armas de largo alcance suministradas por sus socios [occidentales] para ataques dentro de Rusia”, dijo DiCarlo.
En este sentido subrayó que “todas las partes deben garantizar la seguridad y la protección de los civiles, independientemente de su ubicación”.
Refirió que Rusia lanzó el fin de semana uno de sus mayores ataques contra la infraestructura energética en todas las regiones ucranianas, provocando graves daños y víctimas, y colocando al país en una situación en extremo vulnerable dada la proximidad del invierno, que “podría ser el más duro desde el inicio de la guerra”.
La funcionaria destacó las ofensivas que diezman sistemáticamente infraestructuras civiles y energéticas ucranianas, privando a mucha gente de la posibilidad de atender sus necesidades básicas.
Por otra parte, DiCarlo habló una vez más del riesgo de un accidente nuclear en las centrales ucranianas, en Zaporizhia en particular, la mayor planta de energía nuclear en Europa, y recalcó que es imperativo que todas las partes actúen con responsabilidad para garantizar la seguridad nuclear.
También refirió daños o destrucción de unas 580 instalaciones médicas, además de la muerte o lesión de “muchos socorristas y personal médico”.
DiCarlo recordó que millones de ucranianos dependen ahora la ayuda humanitaria para vivir, y que casi cuatro millones han debido desplazarse, además de que 6,8 millones han huido del país.
“Como en todos los conflictos, las mujeres sufren desproporcionadamente las consecuencias económicas y sociales de la guerra”, recalcó.
Hizo hincapié en la urgencia de recursos financieros y acceso sin trabas para llegar con suministros esenciales a 1,5 millones de personas en las zonas ucranianas ocupadas Rusia.
Añadió que una generación de niños ha sido privada de una educación adecuada, ya que los ataques han obligado a las escuelas a impartir clases en línea o en refugios clandestinos.
“Mientras tanto, los derechos humanos se siguen violando sistemáticamente”, lamentó.
DiCarlo calificó de “alarmante” el reciente despliegue de miles de tropas norcoreanas en la zona de conflicto y su participación en los combates, advirtiendo que esto añadirá leña al fuego, intensificando e internacionalizando aún más el conflicto.
“No cabe duda de que esta guerra en el corazón de Europa es un conflicto con implicaciones mundiales. Socava la estabilidad regional y profundiza las divisiones geopolíticas”, sostuvo, y recalcó que, por ello, “debe terminar”.
La encargada de Asuntos Políticos argumentó que para revertir el peligroso rumbo actual se necesitan esfuerzos diplomáticos concertados y voluntad política.
“Ya es hora de lograr una paz justa en consonancia con la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional y las resoluciones de la Asamblea General”, subrayó, y refrendó la disposición de las herramientas y la experiencia de la ONU para apoyar los esfuerzos en pro de una paz justa, duradera y amplia.