Los diputados del PSOE, José Zaragoza y Luisa Sanz, no han dudado en lanzar dardos envenenados hacia el gobierno regional del Partido Popular, responsabilizándolos indirectamente por la magnitud del desastre.
La Unidad Valenciana de Emergencias, creada bajo la gestión del anterior presidente Ximo Puig, fue una de las primeras medidas que el PP, liderado por Mazón, tomó tras las elecciones autonómicas del 28 de mayo de 2023. Esta decisión, anunciada con el propósito de una reestructuración del sector público empresarial, ha sido interpretada por la oposición y sectores de la sociedad como un desmantelamiento de estructuras clave en tiempos de emergencia.
José Zaragoza, desde su cuenta en la red social X, criticó duramente esta medida, señalando que "lo primero que hizo el PP" fue suprimir una unidad que, en opinión de muchos, era vital para la gestión de emergencias como la DANA. Este comentario refleja el descontento y la controversia política que ha generado la decisión, colocando a Mazón en el ojo del huracán no solo por la supresión en sí, sino por el momento actual y sus nefastas consecuencias.
Por su parte, Luisa Sanz, diputada por Valladolid, ha utilizado la misma plataforma para subrayar la importancia de la toma de decisiones políticas, con un mensaje que resuena como un eco de la crítica: "Lo que votas importa. La vida de muchísimas personas depende de ello". Su intervención no solo pone en relieve la responsabilidad de los gobernantes en sus decisiones, sino que también destaca la necesidad de una oposición vigilante y crítica en momentos de crisis.
La DANA que ha devastado la región, con sus lluvias torrenciales, inundaciones y riadas, ha puesto a prueba la capacidad de respuesta de las autoridades valencianas, y la ausencia de la Unidad Valenciana de Emergencias ha sido argumentada por algunos como un factor que podría haber agravado la situación. Sin embargo, desde el gobierno regional se ha defendido esta decisión como parte de una estrategia más amplia de eficiencia y reestructuración, argumentando que la gestión de emergencias no se ve comprometida por la ausencia de esta unidad.
La polémica no solo se reduce a la gestión de la crisis actual sino que se extiende a un debate más amplio sobre la política de recortes y la priorización de recursos en tiempos de austeridad versus la necesidad de mantener infraestructuras críticas. La oposición, encabezada por el PSOE en este caso, no ha perdido la oportunidad de vincular la supresión de la unidad con la tragedia que sobreviene, creando un debate que trasciende lo puramente administrativo para convertirse en un símbolo de la lucha entre diferentes visiones políticas sobre el papel del estado en la protección de sus ciudadanos.
Este enfrentamiento político, que se ha trasladado a las redes sociales y a los medios de comunicación, refleja también la tensión entre la necesidad de reformas estructurales y la crítica de una oposición que ve en cada decisión un riesgo para la seguridad y bienestar de la población. La decisión de Mazón, aunque defendida como un paso hacia la eficiencia, se ha convertido en un punto de controversia que probablemente marcará la agenda política en la Comunidad Valenciana por meses, si no años, influyendo en la percepción pública y en las futuras decisiones electorales.