La Libertad no es un valor absoluto. Esta siempre consiste en la autonomía de la voluntad que tiene cualquier parte para posicionarse en un conflicto y tomar sus decisiones. Es conocida la crítica que este autor realiza al mito moderno de “La Libertad”. Me explico:
Lo que se llama lucha por la “Libertad”, es un Mito. Lo es porque parece que se puede luchar y lograr la libertad absoluta como si fuese un estado alcanzable para el ser humano individual, o para cualquier colectivo. Esa libertad solo sería la libertad del cementerio. Porque todos vivimos en sociedad –o si se prefiere explicar de forma más técnica, sometido a las leyes del conflicto- y estamos sometidos a las relaciones con todos los demás. Un ser humano está sometido a la necesidad de alimentarse, luego ya no lo es, ni nunca podrá ser libre absolutamente. Estamos sometidos a la necesidad afectiva. A la reproductiva. La competencia constante contra otros individuos y contra otros colectivos organizados. Debemos luchar contra las condiciones meteorológicas, en fin. Nuestra expansión y nuestra confrontación con los demás es constante.
Solo puede ser definido ese Mito de La Libertad cuando se traduce por “Autonomía de la voluntad”. Es bueno, y así cada parte lo hace siempre, que cualquier individuo y cualquier colectivo organizado quiera disponer de mayor autonomía de su voluntad para decidir más cosas, y de acuerdo a la Ley de la Expansión Constante, alcanzar más y mejor sus objetivos. Pero ha de saberse que lo que consiga lo hará contra “La Libertad” de otra parte. Y la confrontación y competencia seguirá.
De la Ley de la Libertad que hablamos en los conflictos no tienen nada que ver con ser libre o esclavo. Porque el esclavo siempre es libre dentro del conflicto. Libre de enfrentarse a su amo o a las autoridades y morir en el intento. Libre de huir y sufrir el castigo. Libre de suicidarse y acabar con su repugnante esclavitud. Libre de esperar nuevos y mejores tiempos. Libre de buscar la mejor relación y la confianza del amo. Dentro del conflicto de la vida el esclavo siempre es libre de elegir su próximo movimiento. Y comprobamos, que de acuerdo al principio de poder relativo, este obligará a su amo, y las autoridades, que se convierten en presas de su movimiento, a responder al acto que libremente adoptó el esclavo. Condenarle, castigarle, perdonarle…Pero deben reaccionar a una acción que ellos no eligieron.
Dentro del conflicto cada parte participante si es libre absolutamente. porque significa que tiene capacidad de decisión. Lo que pasa es que siempre será responsable de cada resolución. Su libre decisión puede que le lleve al combate, pero también la libertad permite inclinarse por la opción de la retirada. Una parte en el conflicto es libre absolutamente de combatir o no, de elegir contrincante o contrincantes. Siempre es dueña de su voluntad. Cada contendiente –parte- es libre de elegir su próximo movimiento y de analizar sus consecuencias; y actuará según una evaluación libremente realizada. Eso no quiere decir que pueda ser favorable a sus intereses. Muchas veces es desastrosa y le origina la muerte. Lo que acarrea su desaparición absoluta de ese escenario de conflicto. Pero la adoptó libre.
Es consustancial a cada parte el poder de evaluación y respuesta. En todos y cada uno de los supuestos, situaciones y circunstancias, cada parte siempre dispone de su libertad para tomar decisiones sobre su posición relativa.
La RAE lo define perfectamente, podrá hacer o no hacer. Esto sucede siempre en la competencia con los demás. Nunca alcanzará libertad absoluta alguna y la autonomía de voluntad que consiga con su lucha y esfuerzo siempre será en detrimento de la libertad de otros. Y así permanentemente en el conflicto de la vida.
Sobre el autor
Carlos González es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, y de reciente aparición El Sistema, de editorial Elisa.