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Las inyecciones mortales de coágulos de ARNm eran un proyecto militar desarrollado por los NIH

OpenAI | Jueves 12 de septiembre de 2024

Los contratistas militares desarrollaron inyecciones experimentales de terapia génica que engañan a las células humanas para que generen miles de millones de priones tóxicos en la sangre. Además, los NIH poseen el 50 por ciento de las patentes de las vacunas de ARNm que fueron distribuidas a la población por Moderna y Pfizer. Robert F. Kennedy Jr. está denunciando toda esta operación, y si Trump logra ganar la presidencia este otoño, se puede esperar que los responsables de esta tragedia plandémica enfrenten severas condenas en prisión federal. Según RFK Jr., "a Pfizer y Moderna se les pagó para poner sus sellos en esas vacunas como si vinieran de la industria farmacéutica", ya que desde el inicio fue un proyecto militar.

Una extensa historia señala que el Partido Comunista Chino (PCCh) ha utilizado a su Ejército Popular de Liberación (EPL) para desarrollar armas biológicas. Recientemente, parece que se han aliado con los Institutos Nacionales de Salud (NIH) para llevar a cabo investigaciones sobre ganancia de función con el fin de crear el Covid-19, así como para desarrollar vacunas letales destinadas a "prevenir" su propagación. Posteriormente, el PCCh colaboró con los NIH y simuló que la industria farmacéutica había producido las inyecciones para "salvar" a la población, a pesar de que las inyecciones de proteína de pico son en realidad armas biológicas de destrucción masiva de grado militar, diseñadas específicamente para eliminar seres humanos y fabricadas con ese propósito por los militares.

Es importante recordar que el virus de la viruela fue utilizado por Estados Unidos como un arma biológica para eliminar a los nativos americanos indígenas. Si considera que la idea de que las inyecciones de ARNm están siendo empleadas como armas biológicas por el ejército estadounidense y las grandes compañías farmacéuticas contra su propia población es demasiado improbable, le invito a reconsiderar esa perspectiva.

Los materiales tóxicos que conforman las armas biológicas provienen de organismos patógenos y tienen como objetivo destruir los procesos biológicos de un huésped, lo que puede llevar a incapacitar o eliminar a dicho huésped, en este caso, el ser humano. Existen innumerables microorganismos que pueden emplearse como armas biológicas debido a su alta toxicidad, bajo costo, facilidad de obtención, capacidad para transferirse entre personas y sencillez para ser dispersados (considerando aerosoles o vacunas en este contexto).

Los virus, las bacterias (como el ántrax y el botulismo), los hongos y las toxinas de plantas y animales son algunos de los microbios comúnmente empleados en armas biológicas. Recientemente, se ha observado que las grandes farmacéuticas están incorporando péptidos tóxicos extraídos de animales venenosos, como serpientes, caracoles, arañas, escorpiones y ranas, en medicamentos recetados. Esta práctica cuenta con una amplia documentación.

La distribución de armas biológicas de destrucción masiva se lleva a cabo en múltiples frentes por parte de las fuerzas armadas de Estados Unidos. Las vacunas contra los coágulos de Covid funcionan como caballos de Troya, ya que introducen "tecnología" de mutación genética en las células. Esto da lugar a la creación de priones microscópicos que actúan como pequeñas armas, obstruyendo el sistema vascular y comprometiendo funciones vitales del organismo humano.

La diseminación de toxinas en aerosol, conocidas como "estelas químicas", es una actividad que también lleva a cabo el ejército de los EE.UU. Este hecho representa indudablemente un arma biológica de destrucción masiva, dado que tanto los sistemas respiratorios humanos como el medio ambiente, incluidos los cultivos, se ven afectados por la contaminación de metales pesados, desechos peligrosos provenientes de hospitales, bacterias, virus y otros contaminantes.

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