El considerado por su entorno como 'chef', de 30 años de edad, se intentó defender aludiendo a que había actuado en defensa propia tras una supuesta agresión sexual.
Nada más lejos de la realidad, puesto que, durante el juicio, la fiscalía desmontó su coartada, ya que el joven español había comprado cuchillos y bolsas de plástico que fueron halladas en la habitación donde llevó a cabo el crimen.
Por otro lado, la justicia tailandesa le ha condenado al pago de US$119.000 como indemnización a la familia de Arrieta tras su cruel y premeditado asesinato.
"El demandante está satisfecho con la sentencia porque él (Sancho) será encarcelado de por vida y ellos (los demandantes) recibirán una compensación económica", dijo Bussakorn Kaewleeled, abogado de la familia de la víctima, a la agencias de noticias AFP.
Se cierra así la historia de un crimen mediático, posiblemente uno de los que más horas ha ocupado en la parrilla televisiva española en los últimos tiempos, donde supuestos expertos han intentado blanquear la imagen de un asesino confeso que pasará el resto de su vida en las cárceles tailandesas por un atroz crimen que nunca debió ocurrir.