Pero investigaciones recientes revelan hallazgos preocupantes sobre su seguridad. Se ha descubierto que las mascarillas, especialmente las quirúrgicas y reutilizables, emiten compuestos químicos potencialmente dañinos.
Un estudio publicado en Ecotoxicology and Environmental Safety en abril de 2024 destacó que las mascarillas podían liberar hasta casi 5.400 partículas microplásticas en 24 horas, y que las mascarillas quirúrgicas emitían más de 3.150 microfibras en menos de una hora.
Investigadores de Alemania y Suiza revisaron 24 estudios, que incluyeron más de 630 mascarillas, incluidas las de tela, N95 y quirúrgicas. Descubrieron que el 63 por ciento de las mascarillas liberaban cantidades alarmantes de microplásticos y nanoplásticos, ésteres organofosforados e hidrocarburos aromáticos policíclicos en comparación con otros tipos de mascarillas. (Relacionado: Las mascarillas N95 exponen a los usuarios a niveles peligrosos de compuestos tóxicos que causan cáncer y convulsiones, según un estudio).
Mientras tanto, las mascarillas quirúrgicas se relacionaron con mayores emisiones de metales pesados, ftalatos y compuestos orgánicos volátiles (COV) similares a las mascarillas textiles. Se comprobó que algunas de las sustancias detectadas, como las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), el dióxido de titanio (TiO2) y los COV, superaban los límites de exposición seguros.
Un estudio de 2022 publicado en Nature también expresó su preocupación por el TiO2, un posible carcinógeno, instando a regulaciones más estrictas. Un estudio reciente publicado en Environment International examinó cuatro tipos de mascarillas faciales para identificar la presencia de 31 plastificantes y evaluar la cantidad de estos compuestos que se podían inhalar durante su uso.
Los plastificantes son sustancias derivadas del plástico que se añaden a los materiales durante el proceso de fabricación para hacerlos más suaves y flexibles.
Aunque todos los tipos de mascarillas tenían niveles generales de plastificante similares, el estudio encontró que las mascarillas quirúrgicas y FFF2 comúnmente utilizadas en Europa tienen las tasas más altas de liberación de plastificantes, con casi el cuatro por ciento y casi el cinco por ciento, respectivamente.
El grupo de Química Ambiental y del Agua para la Salud Humana llevó a cabo la investigación en el Instituto de Evaluación Ambiental e Investigación del Agua en Barcelona, España. Los investigadores destacaron que la mayoría de las mascarillas están hechas de materiales sintéticos, como polipropileno, tereftalato de poliestireno y poliéster, con plastificantes añadidos para mejorar la resistencia al fuego, la flexibilidad y la suavidad. En otros se encontraron metales pesados, PFAS y COV.
Para simular el uso de mascarillas en la vida real, los investigadores realizaron experimentos de inhalación utilizando cabezas de chupete de papel maché. Las temperaturas más altas, que se asemejan al aliento humano, provocaron una mayor liberación de aditivos plásticos. Las tasas de liberación variaron significativamente, oscilando entre el 0,1 y el 95 por ciento, dependiendo del compuesto y el tipo de mascarilla. En particular, los ésteres organofosforados y los ftalatos mostraron tasas de liberación promedio de 1.0 por ciento y 1.2 por ciento, respectivamente.
Las mascarillas quirúrgicas y FFF2 tuvieron las tasas generales de liberación más altas, mientras que las mascarillas reutilizables mostraron las más bajas, con un 0.6 por ciento. Las mascarillas N95 tuvieron una tasa de liberación del 1.2 por ciento. Un hallazgo preocupante fue una mascarilla quirúrgica que liberó el 95 por ciento de un compuesto llamado citrato de acetil tributilo, un potencial disruptor endocrino.
Si bien los niveles de plastificante liberados se mantuvieron por debajo de los umbrales de seguridad establecidos, los investigadores enfatizaron que las mascarillas representan una vía de exposición adicional.
El estudio advierte que incluso a niveles bajos, la exposición a plastificantes presenta riesgos genotóxicos (daños en el ADN), inmunotóxicos (afecta al sistema inmunológico) y teratogénicos (causa defectos congénitos), especialmente para los grupos vulnerables, como los niños y las mujeres embarazadas. Además, los plastificantes se han relacionado con la disminución del recuento de espermatozoides y posibles problemas de fertilidad, lo que genera preocupaciones sobre su impacto en las generaciones futuras.