Se ha formado una alianza entre las grandes farmacéuticas y la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el objetivo de establecer un mercado constante de "vacunas" y otros tratamientos experimentales, garantizando así un flujo continuo de ingresos.
En un informe de investigación, Max Jones de Unlimited Hangout dio a conocer por primera vez el desarrollo. Afirmó que las grandes farmacéuticas junto con sus principales inversores están orientándose hacia "la toma total del control del sector público, específicamente de la OMS, y del sistema regulatorio que ahora tiene a todo el mercado como rehén". Además, Jones mencionó que este cambio busca abordar el llamado "abismo de las patentes", refiriéndose a la pérdida de ingresos que ocurrió tras la expiración de las patentes de ciertos medicamentos, un fenómeno que los fabricantes de medicamentos genéricos aprovecharon rápidamente.
Un informe publicado en febrero de 2023 por Biopharma Dive reveló la inminente caída de las patentes, destacando que "los medicamentos de gran éxito que habían impulsado años de crecimiento estaban perdiendo la protección de las patentes". Como resultado, los grandes laboratorios farmacéuticos se enfrentaron a la competencia de los genéricos.
Para asegurar beneficios sostenidos, las grandes empresas farmacéuticas han implementado durante años una estrategia de "fusiones y adquisiciones", según lo manifestó Jones. Este enfoque ha llevado a la compra de compañías farmacéuticas más pequeñas, que han sido integradas en sus carteras de productos. Como resultado, un reducido número de compañías domina actualmente la industria, se dispone de medicamentos químicos convencionales para la mayoría de los problemas de salud y el proceso regulatorio para nuevos fármacos se ha vuelto complicado y costoso.
Los gigantes farmacéuticos, en la actualidad, se encuentran ante un desafío aún más grande relacionado con las patentes: los productos biológicos que se elaboran a partir de células vivas. La posible pérdida de exclusividad en el mercado representa un riesgo significativo, ya que están en juego más de 200.000 millones de dólares en ingresos anuales hasta el año 2030.
Las grandes farmacéuticas han estado en la búsqueda de adquirir empresas de biotecnología y productos biológicos, ya que estos últimos son "más complejos, impredecibles y difíciles y caros de fabricar" en comparación con los medicamentos basados en productos químicos. De acuerdo con el Defensor, los productos biológicos representan una solución atractiva ante el desafío del precipicio de las patentes, dado que no se pueden replicar con facilidad como sucede con las versiones genéricas de los fármacos convencionales.