El nuevo primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, ha asegurado que "pondrá de rodillas a los antiglobalistas" al implementar acciones contundentes contra la libertad de expresión y llevar a cabo arrestos masivos de aquellos ciudadanos que se muestran en desacuerdo con la agenda del Foro Económico Mundial.
Como consecuencia de los disturbios en Southport, el régimen de Starmer ha hecho la promesa de implementar una mayor vigilancia masiva que se fundamenta en el reconocimiento facial, así como de intensificar la censura en el Reino Unido.
Según Reclaimthenet.org, en una conferencia de prensa que tuvo lugar tras los incidentes catalogados como disturbios de extrema derecha, Starmer se refirió a los asistentes de las protestas, a quienes denominó "matones" y comparó con los hooligans del fútbol. Afirmó que estos participantes son "móviles", lo que implica que, en el futuro, las fuerzas policiales formarán parte de una especie de red.
El primer ministro mencionó que se implementará un intercambio de datos e inteligencia, además de "un despliegue más amplio de la tecnología de reconocimiento facial y acciones preventivas, órdenes de comportamiento criminal para restringir sus movimientos incluso antes de que puedan abordar un tren, de la misma manera que lo hacemos con los hooligans de fútbol".
Se afirma que solo las personas con antecedentes penales y aquellas que han incurrido en "violencia durante las protestas" están sujetas a restricciones de movimiento. Sin embargo, la situación se torna más compleja, ya que incluso individuos acusados de delitos menores, como la alteración del orden público, podrían ver sus movimientos controlados y limitados.
Starmer se opone a la creación de nuevas leyes; parece estar contento con que se puedan alcanzar estos objetivos utilizando la legislación actual. Anunció una "respuesta coordinada" que involucrará a la policía y las fuerzas del orden en todo el país, buscando aprovechar esas leyes más que en el pasado. Sin embargo, tiene la intención de incrementar el número de policías, lo cual parece ser una promesa que cumplirá durante su campaña electoral.
Starmer presenta estas acciones no como una respuesta a las manifestaciones, sino como una manera de abordar lo que él describe como un "desorden violento". Además, responsabiliza a las plataformas digitales por ser los espacios donde se está "azuzando" este tipo de comportamiento.