El número dos de Podemos tiene un buen espejo en el que mirarse: el de Alfonso Guerra. Si el ex vicepresidente del Gobierno y del PSOE terminó perdiendo su pulso con Felipe González, tras ganar el que mantuvo con Miguel Boyer; Iñigo Errejón ganó su pulso con Monedero, pero puede correr igual suerte que el que fuera todopoderoso segundo en el partido socialista cuando de disputar el liderazgo se trata.