El rey emérito Juan Carlos recriminó a Iñaki Urdangarín al poco de casarse con la infanta Cristina que el piso barcelonés de 300 metros cuadrados en el que vivían no era digno para el nivel de vida que acostumbraba la familia real, por lo que el deportista comenzó una frenética actividad empresarial para darle a su esposa e hijos el status reclamado por su suegro. Juan Carlos de Borbón, con una fortuna estimada en más de 2.000 millones de euros, se negó a pagar la casa de la joven pareja mientras gastaba millones con su amiga íntima Corinna en un lujoso dúplex suizo, joyas y cacerías.