En 2005, se descubrió en Turquía una familia que caminaba a cuatro patas en lugar de erguidos como los demás seres humanos. Este hallazgo planteó preguntas sobre la genética y el entorno, desafiando las creencias religiosas. Los científicos descubrieron daños cerebrales en el cerebelo y una mutación genética que controla el equilibrio. Sin embargo, algunos consideran que hay otros factores involucrados. La familia enfrentó desafíos sociales y se cuestiona qué les sucederá cuando los padres fallezcan. Este descubrimiento nos invita a reflexionar sobre nuestra propia humanidad y la complejidad de nuestra historia evolutiva.