El uso de productos derivados de insectos en la alimentación humana ha sido autorizado recientemente por Singapur, convirtiéndose así en el último país en hacerlo. Según un informe de The Guardian, esta decisión "allana el camino para que los platos se vuelvan más retorcidos, más largos y más sostenibles" y representa "una señal de lo que está por venir".
El 8 de julio, la Agencia de Alimentos de Singapur (SFA) dio su aprobación para el consumo humano de 16 tipos de insectos, incluyendo el gusano de seda, la pupa y el gusano de la harina, "con efecto inmediato".
Los productos derivados de insectos y los propios insectos pueden ser empleados tanto para el consumo humano como para la alimentación de animales que producen alimentos. Según el Defensor, algunos países y organizaciones, incluyendo el Reino Unido (U.K.), Australia y la Unión Europea (UE), han dado su aprobación a ciertos insectos para su uso en la alimentación humana. No obstante, en Estados Unidos, las normativas actuales presentan escasas menciones específicas sobre los insectos.
La falta de regulación ha facilitado la entrada al mercado de alimentos para insectos de un ecosistema de nuevas empresas dedicadas a las "proteínas alternativas". Este fenómeno cuenta con el apoyo de personalidades como Bill Gates, así como de organismos gubernamentales como la ONU, DARPA y la Fundación Nacional de Ciencias.
"The Guardian informó que el consumo de insectos es promovido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) como una alternativa ecológica para incorporar proteínas en la dieta, tanto de las personas como del ganado."