Planea el recién elegido primer ministro izquierdista del Reino Unido, Keir Starmer, hacer uso de los poderes de emergencia de su cargo para liberar a unos 40.000 "delincuentes no violentos" con el fin de abordar el problema del hacinamiento en las prisiones de Inglaterra y Gales.
Con una capacidad de hasta 88,815 reclusos, el actual sistema penitenciario de Inglaterra y Gales se enfrenta a un aumento significativo en la población carcelaria en el Reino Unido. A principios de la década de 1990, la cifra era de alrededor de 41,000 reclusos, pero ha superado los 87,000 el mes pasado debido al endurecimiento de las leyes de condena y a los retrasos en los tribunales durante las últimas décadas. Como mencionó el izquierdista Keir Starmer al convertirse en nuevo primer ministro británico, promete poner "el país en primer lugar y el partido en segundo lugar".
La información ha sido comunicada a Shabana Mahmood, la recién nombrada Lord Canciller y Secretaria de Estado de Justicia, sobre la disponibilidad de solo unas 700 plazas restantes en la cárcel masculina. Se estima que, de no mediar ninguna intervención, estas plazas alcanzarán su capacidad máxima para el 1 de agosto. Además, se ha observado un incremento del 13 por ciento en la población carcelaria en los últimos tres años, según el grupo de expertos británico Institute for Government. Las proyecciones indican que esta cifra podría ascender a 99.300 para finales del próximo año.
En octubre pasado se implementó una política que permite la liberación anticipada de algunos delincuentes menos graves hasta por 18 días como medida temporal. Esta medida se amplió a 70 días en mayo. Sin embargo, la situación actual demanda una acción más inmediata.
Unas semanas antes de las elecciones, en una entrevista con el editor político de la BBC, Chris Mason, Starmer admitió que si fuera elegido primer ministro, no podría "crear una nueva prisión el viernes por la mañana".
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