Ante este nuevo desastre ambiental, las organizaciones ecologistas Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF reclaman coordinación entre las administraciones en su respuesta ante el vertido por su grave impacto ambiental así como por la potencial peligrosidad para la salud humana, por los indicios de toxicidad, tal como ha comunicado la Fiscalía de Medio Ambiente.
Las organizaciones ecologistas califican la situación grave para el medio ambiente, y ahora que las cuatro comunidades autónomas afectadas, —tanto la Xunta de Galicia que ha activado el nivel 2 del Plan de Contingencias en Galicia (Camgal), así como Asturias, Cantabria y País Vasco que han activado los suyos—, solicitan colaboración entre las administraciones para resolver el problema ambiental y que no se repita una pesadilla en la gestión de una crisis ambiental.
La nueva crisis ambiental que vive la costa gallega llega en este caso en forma de microplásticos. Los pellets de plástico PET son pequeños gránulos (menos de cinco milímetros) que se usan como materia prima para la producción de plásticos. Millones de estos pellets llevan semanas llegando a la costa gallega, extendiéndose el problema, en estos momentos, a Asturias, mientras que Cantabria y País Vasco se encuentran en estado de prealerta y han activado ya sus planes de emergencia. La nueva crisis ambiental tendrá consecuencias aún por determinar pero ilustra el problema global causado por la dependencia a los plásticos y muestra la urgencia de la aprobación del Tratado Global contra la Contaminación por Plásticos que está en estos momentos en negociación por el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas.
La grave amenaza de los microplásticos
La contaminación por plásticos y otras basuras marinas se ha convertido en una de las principales amenazas sobre los ecosistemas marinos a nivel global. La Universidad Estatal de Florida estima que más de 17 millones de toneladas de plástico entraron en los océanos del mundo en el año 2021, y esa cifra aumenta cada año. Solo en Europa se estima que cerca de 160.000 toneladas de pellets plásticos llegan al ambiente terrestre y marino cada año y según ha publicado The Guardian en todo el mundo las cifras llegan a las 230.000 toneladas al año en el mar.
La presencia de microplásticos en los océanos tiene consecuencias devastadoras para la vida marina y los ecosistemas acuáticos. Estos diminutos fragmentos de plástico se han infiltrado en todos los niveles de la cadena alimentaria marina, desde organismos planctónicos hasta grandes mamíferos marinos. Esta contaminación conlleva desde daños físicos como microlesiones en los tejidos internos (la llamada “plasticosis”) hasta la bioacumulación de contaminantes tóxicos. También pueden facilitar la entrada de virus y bacterias en el organismo al estar adheridos a los microplásticos. La contaminación también altera la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas marinos, afectando la biodiversidad y desencadenando cambios en la distribución de las especies.
El origen de los microplásticos es diverso y puede tratarse tanto de microplásticos en origen (como el caso de los pellets de Galicia) o bien fragmentos de plástico cada vez más pequeños que resultan de la degradación progresiva de plásticos de mayor tamaño.
Las organizaciones destacan: “Debido a la dificultad de recolectar el plástico de los océanos y su permanencia prolongada en el medio ambiente, una vez que entra al mar es casi imposible removerlo. Más aún, el plástico continúa desintegrándose en microplásticos y luego en nanoplásticos, haciendo casi imposible su recuperación y afectando a todos los organismos marinos”.
El Tratado Global, actualmente en discusión, debería contemplar la reducción global de la producción de plásticos, la eliminación del uso de los aditivos más peligrosos para el medioambiente en su composición, la reducción de plásticos de un solo uso, la búsqueda de materiales alternativos más sostenibles así como la mejora de la gestión de los residuos y el fomento del reciclado de los materiales plásticos. Así mismo, se deben fortalecer las medidas de seguridad en el transporte de contenedores para evitar su pérdida y los impactos asociados.
En octubre de 2023, la Comisión Europea publicó su propuesta para reducir la contaminación por microplásticos, incluido este tipo de pellets. Según las organizaciones, dicha propuesta no es lo suficientemente ambiciosa para minimizar la contaminación por plásticos pero abre una oportunidad de establecer una normativa acorde a la magnitud del problema si el Parlamento Europea y Estados Miembros actúan con responsabilidad.
Ante la crisis ambiental surgida en las costas gallegas, las organizaciones demandan:
1. Reforzar la colaboración entre administraciones: Se conoce la llegada de estos pellets plásticos desde el 13 de diciembre, mientras que la Xunta activó el Plan Territorial de Continxencias por Contaminación Mariña Accidental (CAMGAL) el pasado 5 de enero, y no ha sido hasta hoy cuando ha elevado la situación al nivel de emergencia que requiere la situación. Los protocolos están para aplicarse cuando se dan las circunstancias. Dada la dispersión de los pellets, así como la dificultad y urgencia en retirarlos, valoramos positivamente que se puedan reforzar los equipos de limpieza con el nuevo nivel de alerta tal y como ha hecho Asturias. Se debería haber activado urgentemente el plan de contingencia por contaminación marina accidental ante las primeras noticias del accidente del buque y la aparición hace casi un mes en los primeros días de tales volúmenes de microplásticos en las playas gallegas.
2. Mayor transparencia e información: Las organizaciones ecologistas observan con preocupación la reacción de la Xunta de Galicia ante el vertido, que recuerda amargamente a la que tuvo con la marea negra del Prestige en 2002 y 2003 y la falta de coordinación con el Gobierno central. Las organizaciones piden a la Xunta rigor científico y transparencia. El Gobierno gallego debe contar con el asesoramiento de los prestigiosos grupos de investigación de contaminación marina implantados en Galicia. Las organizaciones piden que no se haga un uso partidista de la catástrofe y se unan fuerzas para luchar contra el impacto a largo plazo del vertido, depurar responsabilidades y reforzar la normativa en la producción, transporte y consumo de plásticos.
3. Mejor coordinación y aplicar buenas prácticas en la retirada del vertido: Si las operaciones de limpieza no se realizan adecuadamente según el tipo de hábitat afectado, el impacto en el medio puede agravarse como se han visto en muchas otras catástrofes por contaminación marina. El CAMGAL prevé la recogida y regulación de la actuación del voluntariado en las tareas de respuesta, diferenciando entre el voluntariado profesional del mar y el voluntariado no profesional en las operaciones en tierra. Los equipos de limpieza tanto profesionales como voluntarios deben estar bien coordinados, supervisados por expertos en descontaminación y seguir las recomendaciones establecidas.
4. Seguimiento del impacto ambiental a largo plazo: El daño de este vertido en el ecosistema se suma a otras muchas presiones ambientales que sufren las aguas gallegas. Debemos tener en cuenta las lecciones del Prestige y otras catástrofes ambientales, asegurando un seguimiento adecuado a largo plazo de la presencia e impacto de estos gránulos en el ecosistema y su vida salvaje; así como identificar posibles actuaciones necesarias para la restauración de los hábitats. Actuaciones como la monitorización de playas para identificar presencia de plásticos (para lo que existen recursos como la App Marnoba) o de fauna orillada (que puede recogerse en la App ICAO), así como realizar necropsias sistemáticas a la fauna orillada, deberían implementarse de forma sistemática para poder contextualizar adecuadamente estos problemas. Además es importante a la hora de valorar el daño ambiental causado y posibles indemnizaciones por parte de las empresas responsables del vertido.
5. Investigación y depuración de responsabilidades: Las organizaciones ecologistas celebran la apertura de diligencias por parte de la Fiscalía de Medio Ambiente ante los indicios de toxicidad y posible delito ambiental. Consideran que la empresa armadora propietaria del buque portacontenedores Toconao, con bandera de Liberia, no puede quedar impune ante este presunto delito ambiental y como mínimo debe hacerse cargo de los costes de restauración bajo la premisa “quien contamina paga”.