Aunque Almería es tierra de gran tradición marinera (fenicios, romanos, árabes…), poco ha trascendido el lenguaje náutico en las más cotidianas expresiones.
Tanto la jarcia como la cabuyería asignan a cada pequeño cabo o una gran arboladura infinidad de nombres para designar los innumerables dispositivos que se manejan a bordo de una embarcación. Sin embargo, en tierra urcitana se prodigan las expresiones: “¡La vin!, me he dejao las llaves encima de la esa”. “Cuando termines de la esa me mandas un ese”. “Cuando le doy a la palanca no se enciende el este”. Dicho lo cual, y en el ámbito en el que se desarrolla cada una de las anteriores expresiones -en almeriense- todo se entiende perfectamente.
En tierra urcitana se prodigan las expresiones: “¡La vin!, me he dejao las llaves encima de la esa
El problema radica en tratar de explicar una esa en contra de la esta, y a celebrar allí donde la misma esta. Decir esto desde Génova 13 sería muy conflictivo e ininteligible. No obstante, la dirección nacional del Partido Popular parece haber descubierto la Estela Argárica para descifrar la criptografía del idioma almeriense.
Feijóo comenzó por invitar a una convocatoriamanifestaciónconcentración en un lugar que podrá ser o no ser en función de la climatología y del éxito o fracaso al no recibir contestación de los invitados; que, a su vez, no se sabe quiénes son ni recibieron el oportuno mensaje. La invitación es “abierta”, pero esto no especifica si abiertamente y claramente se invita a todos y cada uno de los ciudadanos concernidos a través de un mensaje nítido, un lugar concreto y una reivindicación de vital importancia.
No es cuestión de recordar la cuestionable capacidad del PP para trasladar mensajes nítidos a su público objetivo. Tampoco es muy afortunado en las performances de campañas electorales, y ya no hablemos de las presencias y ausencias, amigos y enemigos, así como su reacción ante los vaticinios demoscópicos. Pero son tantas las experiencias negativas y las críticas que les hemos dirigido, que ya no creo que sea desidia, desprecio o supremacía intelectual; es muy posible que sea un gen “tonto”, una abducción o un yo no sé qué, que induce al PP a tomar las decisiones y los caminos más escabrosos para su beneficio, así como los mensajes más intrincados para las entendederas de sus votantes. Y eso, viene a ser incompatible con alcanzar el poder.