Marruecos, origen de imigrantes y hachís
sábado 16 de junio de 2018, 12:48h
Llevamos muchos años sufriendo de la dejación de Marruecos en la vigilancia de sus fronteras, sobre todo cuando su rey se molesta o cuando intuye que España atraviesa un periodo de debilidad. Ayer fueron cientos las embarcaciones de plástico, de juguete, que trasladaron a casi mil doscientos inmigrantes a nuestras costas. Salvamento Marítimo y hasta un helicóptero de la Armada estuvieron rescatando a los que queriendo escapar de una miserable vida en el sur de África, se ponen en manos de las mafias marroquíes que les prometen la entrada en Europa a través de las costas españolas.
El rey de Marruecos, Mohamed VI y antes Hassán II, siempre ha aprovechado las “debilidades” del Estado Español para agredirnos. Cuando el dictador Franco agonizaba organizó la Marcha Verde para quedarse, por las bravas, el antiguo Sáhara Español, donde se explotaba la mayor producción mundial de fosfatos, aparte del rico caladero pesquero de las costas atlánticas, antes visitadas sin problemas por las flotas españolas. Se ve que la llegada al poder del socialista Pedro Sánchez, con 85 diputados, es un signo de debilidad que Mohamed VI quiere aprovechar. Así que dá órdenes a la gendarmería de que hagan la vista gorda a las mafias que trafican con los inmigrantes para que nos inunden y que nos enteremos de que la operación emprendida por el ministerio del Interior contra las mafias de la droga en La Línea le está perjudicando.
Porque no hay que ser ingenuos. La droga que llega a las costas andaluzas viene de Marruecos. Se cultiva en los montes de Ketama, propiedad del rey de Marruecos. Y las mafias que fabrican la droga tienen que pagar su parte a los funcionarios y, claro, Mohamed se cabrea cuando los miles de millones de beneficio de la droga deja de llegar porque en el gobierno de Madrid alguien se toma en serio la obligación de luchar contra el narcotráfico en el sur de España. Un sur que si no se frena llegará a tener más poder social y político, incluso, que el propio Estado.
Las hemerotecas no engañan. Sólo hay que comprobar que cada vez que hay grandes operaciones contra el hachís procedente de Marruecos su rey nos manda una advertencia. Nos manda cientos de inmigrantes, o miles, para que alguien sepa que se está enfadando y deje que su droga llegue a nuestras costas y siga la ruta al centro de Europa. Es un flujo de miles y miles de millones de euros que el rey de Marruecos no puede permitir que se detenga.