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Sánchez contra Vox
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Sánchez contra Vox

Por Rafael M Martos
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directornoticiasdealmeriacom/8/8/26
martes 11 de julio de 2023, 10:41h

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El candidato del PP al gobierno de España, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente y candidato a la reelección, Pedro Sánchez, han protagonizado esta noche un debate cara a cara en el que han mostrado sus diferencias en temas como la economía, pero en que han faltado, por ejemplo el modelo territorial o la inmigración o la seguridad. El encuentro, moderado por Ana Pastor y Vicente Vallés, ha sido el primero y único entre ambos líderes políticos de cara a las elecciones generales del 23 de julio, y ha dejado claro que hay pocas posibilidades de entendimiento entre ellos.

Feijóo ha acusado a Sánchez de ser el responsable de la crisis económica y social que vive el país, de haber gestionado mal la pandemia, de pactar con los independentistas y los populistas, y de mentir a los españoles. El candidato popular ha defendido su gestión al frente de la Xunta de Galicia, donde gobernó con mayoría absoluta desde hace 12 años, y ha ofrecido un proyecto de “moderación, sensatez y estabilidad” para España.

Sánchez, por su parte, ha reprochado a Feijóo su falta de lealtad institucional, su alineación con la “ultraderecha” de Vox. El candidato socialista ha defendido su acción de gobierno durante la pandemia, su apuesta por la recuperación económica y social con los fondos europeos, su defensa de la unidad de España y del diálogo con las comunidades autónomas, y su compromiso con la igualdad y la justicia social.

El debate ha sido intenso y sin apenas momentos de distensión. Los dos candidatos han intercambiado reproches, acusaciones y descalificaciones, sin concederse ni un solo elogio o reconocimiento. El tono ha sido duro y crispado, reflejando la polarización política que vive el país. Los espectadores han asistido a un primer acercamiento entre los dos aspirantes a presidir el gobierno, y aunque en los días próximos analizaremos algunos otros aspectos del debate, me gustaría apuntar uno en el que Sánchez se afanaba desde que respondió a la primera pregunta antes de entrar en el plató, y es su insistencia en equiparar al PP con Vox.

Lo que llama la atención es el “sostenella e no enmendalla” del PSOE. Ya les pasó en las elecciones autonómicas andaluzas, en las madrileñas, pero también en las generales de hace cuatro años. Y es que cada vez que el PSOE agita el espantajo de Vox, de la ultraderecha, quien sale ganando es el PP. Es una jugada arriesgada, pero que la estadística demuestra que es así. Pedro Sánchez no ha dejado de meter miedo a un posible pacto de Vox con el PP, y eso es muy probable que se traduzca en que haya quienes se animen a votar PP para evitar que gobierne el PSOE con sus aliados, y por supuesto, para que el PP no tenga que apoyarse en Vox. Lejos de que ese miedo a Vox lleve a no votar PP, puede acabar provocando que el PP aglutine el voto de la derecha y el centro derecha, y no a que voten a la izquierda. La estrategia le falló al PSOE en Andalucía, en Madrid, y en algún sitio más.

¿Por qué? Porque muchos votantes moderados o indecisos pueden ver en el PP una opción más fiable y segura que en el PSOE. Porque pueden pensar que el PP es capaz de frenar las pretensiones separatistas o populistas sin necesidad de recurrir a Vox. Porque pueden preferir un gobierno estable y centrado a uno dependiente de socios radicales o inestables. Porque pueden valorar más la experiencia y la gestión de Feijóo que las promesas y los eslóganes de Sánchez. Porque pueden sentirse más identificados con un proyecto nacional e integrador que con uno fragmentado y excluyente. En definitiva, porque pueden optar por el cambio frente a la continuidad.

En todo caso, espcialmente significativo es que Sánchez se negara a firmar la propuesta de Feijóo firmada ante las cámaras, para que gobierne la lista más votada, lo que permitiría prescindir para la investidura de Sumar y de Vox como mínimo. Si Sánchez no firmó solo puede interpretarse de un modo, y es que se sabía perdedor. Y esto para un candidato que ya es presidente, y al que se le reprochan sus pactos, es terrible, y si le ofrecen la posibilidad de dejar fuera de la ecuación a Vox, y también dice no, es peor todavía.

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