Esperando a Godot, también conocida como Tragicomedia en dos actos, es una obra de teatro escrita por Samuel Beckett y publicada en 1952. La obra se enmarca dentro del Teatro del Absurdo, un movimiento de teatro que desafía la lógica y explica la existencia humana sin recurrir a la narrativa tradicional.
La obra presenta a dos personajes, Estragón y Vladimir, que esperan a un personaje llamado Godot que nunca llega. Los personajes pasan el tiempo discutiendo, hablando de la vida y tratando de pasar el tiempo, hasta que una vez más se dan cuenta de que Godot nunca llegará.
La obra ha sido interpretada de formas diferentes, con algunos críticos diciendo que representa la esperanza humana, mientras que otros argumentan que es una metáfora para la vida misma, y quizás en gran medida es ambas cosas.
Digo esto porque todo depende de a quién esperes, por qué y para qué, y mientras pervive el llamado caso Mediador, o Tito Berni, todo el mundo parece esperar algo más, porque el asunto apunta, y el hecho de que el político anfitrión haya dejado su escaño llevándose —previo pago de su importe— el smartphone y el iPad que el Congreso pone en sus manos para la legislatura, deja más preguntas sobre la mesa, como por qué la Fiscalía no ve necesario que esté en prisión y sí lo esté el Guardia Civil implicado, o que sigan pasando los días sin que se registre el despacho del diputado en cuestión, o que el socialista Patxi López quiera callar a todo aquel que pregunta algo que él no quiere responder.
Es como si temieran que llegara Godot, sobre todo porque no saben quién es. Pero Godot existe, llegará.
A lo largo de la mañana del lunes, las mujeres socialistas con representación política en la provincia de Almería se pusieron ante la prensa para hablar de feminismo con motivo del 8M, y solo a preguntas de los asistentes acabaron refiriéndose a la polémica provocada por la "Ley Sólo Sí es Sí".
Por la tarde, el Comité Ejecutivo Provincial del PSOE, con su secretario general al frente, Juan Antonio Lorenzo Cazorla, y del que solo se sabe lo difundido mediante una nota informativa, trató el prometedor futuro electoral de cara a las municipales.
El caso Mediador, o caso Tito Berni, ni siquiera se comentó, a pesar de que el secretario de Organización de la agrupación municipal de la capital y diputado en el Congreso, Indalecio Gutiérrez Salinas, ha sido señalado directamente por los protagonistas como "el gallo del corral" de aquellas fiestas de prostitutas y drogas.
Ni una sola palabra para defenderle a él en concreto, pero tampoco para hacer una defensa genérica del PSOE. Ni una palabra, no ya sobre las acusaciones sobre el consumo de estupefacientes y la explotación de mujeres. Es que tampoco han dicho nada sobre lo realmente importante, como es la corrupción política.
Pero el temor real que hay en el PSOE de Almería no es lo que ya se conoce de este caso en relación a Indalecio Gutiérrez Salinas, porque ya está amortizado. Este diputado era muy probable que no repitiera en las próximas elecciones generales, ya que tampoco fue el número uno de la lista en las pasadas, y solo logró el escaño tras la dimisión de José Guirao, el almeriense que fue ministro de Cultura y luego candidato. Eso de quedarse vegetando en el escaño no le gustó como perspectiva vital, y dimitió.
Sus líos en el partido tampoco eran escasos, porque en función de su cargo orgánico, se le atribuye estar detrás de los amaños de primarias en varias ocasiones con afiliaciones masivas cuando era necesario, y como colofón, la reciente bronca para la papeleta para las municipales. Su propuesta ha tenido en contra a la candidata electa, Adriana Valverde, pero también a la militancia. Nunca nadie había alcanzado un nivel tal de enfrentamiento interno.
Por tanto, lo que teme el PSOE de Almería es que en las conversaciones de Indalecio con miembros de la trama mencionara al secretario general de los socialistas de la capital, Fernando Martínez, quien es, ni más ni menos, que Secretario de Estado de Memoria Democrática en el Gobierno de Pedro Sánchez.
El miedo es que, ejerciendo de "gallo de corral", se lanzara a prometer la intercesión del secretario de Estado para conseguir aquello que los empresarios canarios, pagadores de las fiestas, deseaban que se hiciera realidad.
Que salgan a la luz una llamada telefónica, o un correo, o un WhatsApp, o una conversación grabada, de Indalecio asegurando que "por eso no te preocupes, eso te lo arreglamos... hablo con Fernando y se lo dice al ministro o a Pedro, y eso está arreglado".
No hace falta que los aludidos estuvieran en el ajo, o que la promesa se cumpliera, ni siquiera que tuvieran constancia de tal promesa, es solo el hecho de ser referidos lo que tiene en vilo a los socialistas de Almería, y no solo de Almería.