Las vacunas asesinas, preparando el genocidio que se avecina
domingo 27 de diciembre de 2020, 07:29h
Y quien no quiera verlo está jodidamente ciego. Deviene acostumbrado dato de la oscura realidad. Nos están envenenando la comida que comemos (turbador CODEX ALIMENTARIUS de la Organización Mafiosa de la Salud). La fluorada agua que bebemos. Y el aire que respiramos, por ejemplo, mediante porquería venenosa fumigada por milicos. Eso sin contar con las tóxicas radiaciones electromagnéticas. La inmensa mayoría de los productos que nos venden como comestibles, por ejemplo, son verdaderas armas de destrucción masiva. Satanás es el pastor, nosotros los borregos. Y hablemos de los esbirros del Mal. Y antes de comenzar recordemos el célebre whatsapp de Ken Frazier, presidente ejecutivo de Merck&Co., 100% FARMAFIA. “Merck toma distancia; no quiere participar en un posible genocidio”.
Vacunas, perfectas para un genocidio
Como parte del plan del control de la natalidad por parte de las elites, en los inicios del siglo pasado, dieron comienzo a turbadora carrera para experimentar con todo tipo de armas químicas y biológicas en seres humanos. Con o sin su consentimiento. Vacunas, poro abierto.
Y brotan las vacunas, inspiradas en la falaz concepción científica de los estafadores Jenner y Pasteur. En nuestra patria, el farsante Balmis. Y germinan dichas mierdas, las absurdas vacunas. Con razonable higiene y potabilidad del agua, negocio vacunero, chapado. Cuatro ejemplos, tos ferina, difteria, polio y sarampión fueron prácticamente eliminados antes de la introducción de sus respectivas vacunas. Eso sí, perfectas herramientas como armas de guerra. Y de control poblacional. Y, desde luego, reducción. La vacunación siempre pone en bandeja de plata los genocidios selectivos, pues permite sin apenas dificultad aniquilar a cohortes poblacionales de determinada edad, raza, etnia, religión, orientación sexual o clase social. Genocidio a su gusto, las vacunas siempre prestas.
Eugenesia, genocidio
El movimiento pro-eugenesia comenzó en Estados Unidos a través de la generosa financiación de las fundaciones Rockefeller, Ford (fachada “filantrópica” de la CIA) y Carnegie, y cuyo genuino propósito era rediseñar socialmente a la humanidad para extirpar de la faz de la Tierra a todos aquellos que ellos estimasen como “indeseables”. Los nazis y los bolches, digamos, tuvieron buenos maestros “democráticos”. Tan ejecutores como ellos.
Y tras la II G. M. la eugenesia atraía sobre sí un repelente tufillo racial y genocida. Pero renació, mafia sanitaria mediante, bajó el cordial subterfugio de la biología molecular y el estudio minucioso del ADN. El objetivo, ídem: modificar el comportamiento humano alterando químicamente la forma en la que el cerebro funciona. La eugenesia pasó a llamarse genética y los estados comenzaron a derogar las leyes que permitían la esterilización masiva. En principio…
Militares y médicos, siempre detrás del horror
Los militares, especialmente el servicio de inteligencia militar y también servicios secretos civiles utilizan a seres humanos normales, a cualquiera, como conejillos de indias (¿recuerdan nuestra Operación Mengele del siniestro CESID? ¿Y la "colza"?). Las colosales mentiras de las esterilizadoras vacunas y su vínculo con el control mental. Las técnicas de control mental más utilizadas, sencillo de comprender. Todo tan MK ULTRA, señero paradigma: drogas, hipnosis, condicionamiento por trauma, tortura psicológica, micro-chipeo, electro-shocks, campos electromagnéticos.
Y siempre pululando los tres cerditos, sin los cuales no podemos entender nuestras actuales sociedades: el Informe Global 2000 del gobierno yanqui setentero, ampliando y dando continuidad a lo escrito en el Informe Rockefeller y el Informe Kissinger NSSM-200. Tres escritos que diseñan nuestro genocidio. Y siempre lo mismo: pufos víricos y farsas climáticas, siempre genocidas y calcándose: supuesta superpoblación, pobreza, sobre-explotación de recursos, extinción de ecosistemas, incremento de precios, desastres naturales e inestabilidad política. Blablabla. Todo trola, obvio.
Todos somos ratas de laboratorio
Solía hacerse utilizando pacientes psiquiátricos en manicomios. Y aún se hace. Solía ser hecho, y aún se hace, con prisioneros. Y utilizan con hartísima frecuencia antenas de radiofrecuencia, extendidas por todo el orbe occidental, emitiendo diferentes frecuencias que utilizan para crear estados de agresión o depresión o lo que deseen cuando realizan tales experimentos. Armas psicotrónicas, recuerden.
Y mienten hasta la evidencia, tan servicios secretos. Y tan “verificadores”, tipo newtrola o malditos. Porque es absolutamente cierto que los móviles, un ejemplo de cientos, causan tumores cerebrales. Pero métase usted con la mafia de las telecos. U otro necesario recordatorio, por ejemplo: toda la gente que se cascó la vacuna de la gripe porcina se halla controlada mentalmente. Ellos también un microchip. Otra vez, sencillo de entender.
Vacunas, mierda experimentadora
En los artículos que he ido publicando sobre las vacunas alguno ya se habrá dado cuenta del hecho de que las vacunas contienen algunos de los mismos compuestos con los que Usa y otras naciones han estado experimentando contra su propia población durante el último siglo. Con sus armas químicas y bacteriológicas.
Las vacunas, idénticos ingredientes. ADN foráneo, ARN y proteínas que pueden provocar alergias y enfermedades autoinmunes de bacterias, hongos,
levaduras, suero fetal bovino, tejido renal de mono, metales altamente nocivos como el mercurio y aluminio, GMS (Glutamato monosódico) conservantes de cadáveres, formaldehído y formol entre otros. Y, desde luego, durante decenios, con células cultivadas a partir de fetos humanos. Eso por no hablar de la epidemia de parásitos, con su origen en las vacunas, que debido a la (inducida) escasísima calidad de nuestros sistemas inmunes pueden penetrar en nuestro organismo, instalarse allí y producir toxinas que nos enferman gravemente.
Industria farmacéutica, poderosa mafia
Y cuáles son las principales instituciones pseudocientíficas que promueven este genocidio. En Yanquilandia, por ejemplo. Instituto de Medicina (IOM), la Academia Americana de Pediatría (AAP), la Asociación Médica Americana (AMA), la Organización Mafiosa de la Salud (OMS), los Institutos Nacionales de Salud (NIH) , La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés): todas estas instituciones financiadas por grandes poderes, familias e intereses eugenistas se preocupan por la salud de tus hijos apoyando firmemente la “seguridad” y los “beneficios” de las vacunas. Curioso, ¿no?
Y FARMAFIA, de paso, acrecentando drásticamente sus métodos de coacción, coerción y presión por medio de las llamadas “asociaciones científicas” e “independientes” asociaciones de pacientes que ellos mismos han creado y/o financian para así dirigirlas contra cualquiera que se salga del mentiroso discurso oficial que acaba siendo perseguido e infamado por estos grupos. Y asesinado, llegado el caso.
Los medicamentos - y las vacunas como suculenta parte del colosal negocio de FARMAFIA - matan. Mafia Sanitaria. Aproximadamente, crimen organizado. Con sus mentiras a cuestas, tan siderales, pregunta tan actual. ¿Cómo es que fabrican vacunas para virus que no existen? Otra, ¿cómo es que la gente se está muriendo de enfermedades causadas por virus cuya existencia continúa aún sin demostrarse?
Nuestra vida está en juego
Obviamente, la vida infinitamente mejor sin mierdas vacuneras. Y sin bazofias de la dictadura sanitaria. Los niños vacunados tienen un 120% más de asma. Un 146% más de autismo. Un 185% más de trastornos neurológicos. E infinitud de deterioros emanados de ellas. Y eso lo saben a la perfección padres con hijos vacunados y sin vacunar. Y ahora, toca decidir. Nuestra vida está en juego. Y no es metáfora. Ni mucho menos hipérbole. En fin.
N de la R. Sobre el vídeo:
Por las redes se ha extendido un video de una persona que se identifica como Lucila Madrid y dice ser miembro del cuerpo sanitario, y comenta una serie de argumentos en contra de las vacunas.
La verificadora argentina Chequeando, una de las organizaciones financiadas por las empresas filantrópicas del magnate judío George Soros, publica un detallado desmentido donde analiza todas las afirmaciones de la mencionada sanitaria:
Circula en Facebook un video de una persona que se presenta como “Lucila Madrid” y se define como “profesional de salud”, en el que expresa una serie de afirmaciones sobre las vacunas contra la COVID-19. Sus declaraciones son falsas.
En primer lugar, Lucila Madrid no figura en la Red Federal de Registros de Profesionales de la Salud de la Argentina. Sin embargo, como asegura el sitio de fact-checking AFP Factual, la misma persona hizo otro video explicando que su verdadero nombre es Karina Sarno, y que se vio obligada a utilizar un pseudónimo, ya que su cuenta de Facebook había sido “robada”. En el mismo video detalla que es médica y da su matrícula, que sí se encuentra en el registro profesional.
El ARN mensajero
Los postulados de Sarno (“Lucila Madrid”) se centran en la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y AstraZeneca, y que será producida en la Argentina, sobre la cual asegura: “Esta vacuna es del sistema de ARN mensajero, nos van a modificar el ARN, nos van a matar”. Esto es falso.
Como Chequeado ya explicó en esta nota, distintos proyectos de vacunas para la COVID-19 incluyen una nueva tecnología, que no fue usada en el desarrollo de vacunas para otras enfermedades, y son las vacunas de ARN mensajero (ARNm), en las que se usa parte del material genético del virus.
“En él iría la receta molecular para que nuestras propias células fabriquen la proteína viral -en este caso, la que forma los picos de la corona del virus- que el sistema inmune pueda reconocer”, explica el sitio especializado Salud con Lupa.
Además, tampoco es cierto que las vacunas generan problemas en el ADN humano. Mark Lynas, profesor visitante del grupo de la Alianza para la Ciencia de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, explicó a la agencia Reuters que ninguna vacuna puede modificar genéticamente el ADN humano.
“Eso no es más que un mito, que a menudo se propaga intencionadamente por los activistas contra la vacunación para generar confusión y desconfianza”, dijo Lynas.
El académico explicó que “la modificación genética implicaría la inserción deliberada de ADN ajeno en el núcleo de una célula humana, y las vacunas sencillamente no hacen eso” sino que, en el caso puntual de las vacunas de ADN, este “no se integra en el núcleo de la célula”, por lo que no se trata de una modificación genética.
La mortalidad de la COVID-19
Sarno afirma que “la COVID-19 no mata”, que “es una mentira” y que “solamente ha muerto gente con patología previa”. Esto también es falso.
Como asegura el sitio de fact-checking peruano Verificador, personas fuera del grupo de riesgo y cuyo estado de salud parecía estable han fallecido a causa de esta enfermedad. Además, medios como BBC, CNN y El País publicaron noticias sobre la muerte de personas jóvenes aparentemente sanas.
Según las declaraciones de la especialista en genética Alessandra Renieri para la revista de divulgación científica Science, una de las posibles razones por las que estos pacientes fallecen se debe a sus genes. “En mi opinión, las diferencias genéticas [del huésped] son un factor clave para la susceptibilidad a la neumonía aguda grave”, aclaró.
La profesional de la salud agrega, también falsamente, que es “un virus que no llega a más de un resfrío, que tiene una mortalidad de 0,6% comunicado por la OMS”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que “los datos reunidos hasta la fecha sugieren que el 80% de las infecciones son leves o asintomáticas, el 15% son infecciones graves, que requieren oxígeno, y el 5% son infecciones críticas, que requieren ventilación”; y que “estas fracciones de infección grave y crítica parecen más elevadas que las observadas en el caso de la infección gripal”.
Y respecto a la mortalidad, sostiene que “la tasa de mortalidad bruta (el número de muertes notificadas dividido por el número de casos notificados) oscila entre el 3% y el 4%, si bien la tasa de mortalidad por infección (el número de muertes notificadas dividido por el número de infecciones) será menor”.
“En el caso de la gripe estacional, la tasa de mortalidad suele ser muy inferior al 0,1%. Sin embargo, la tasa de mortalidad depende en gran medida del acceso a la atención de la salud y a la calidad de esta”, dice la OMS.
Bill Gates y las vacunas
Sarno argumenta en contra de la vacuna afirmando que “Bill Gates dijo públicamente que con las vacunas se puede reducir entre el 10% y el 15% de la población”, lo cual es una mala interpretación de una declaración del filántropo en una charla TED de 2010.
En aquella oportunidad, el empresario fundador de Microsoft declaró: “El mundo tiene actualmente 6.800 millones de personas y está en camino de llegar a 9.000 millones. Ahora, si hacemos un gran trabajo en nuevas vacunas, cuidados de salud y servicios de salud reproductivos, podríamos disminuir esa cifra, quizás 10% o 15%”.
Cuando se refería a “disminuir esa cifra, quizás 10% o 15%” no se refería a una reducción de la población total sino a una reducción del crecimiento demográfico proyectado para ese entonces.
Dióxido de cloro
Por último, en el video viral Sarno indica: “Hay terapias como el dióxido de cloro, como medicación natural, que las he aplicado con los pacientes y siempre fueron exitosas”.
En una verificación anterior, Chequeado explicó que no está demostrado que las preparaciones con dióxido de cloro combatan el coronavirus: según la OMS, porque “hasta ahora ningún medicamento ha demostrado prevenir o curar esta enfermedad”. Por otro lado, la ingesta del preparado es riesgosa para la salud.
Luis Baraldo, doctor en Ciencias Químicas y vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), explicó: “El dióxido de cloro es un oxidante enérgico y poco selectivo. Sirve para atacar al virus en una superficie inerte como una mesada o una pileta, pero en nuestro cuerpo es reactivo frente a las moléculas que constituyen el organismo”, aseveró a Chequeado.
En ese sentido, Baraldo afirmó que “no es para nada recomendable ingerirlo porque el dióxido de cloro no va a distinguir entre el virus y nuestros tejidos” sino que “va a reaccionar sin distinguir con muchas moléculas, algunas del virus, otras de nuestras vías respiratorias”.