Así lo trasladó en una conversación informal en el avión con los periodistas que le acompañan en su viaje a Mauritania para participar en la cumbre del Sahel, cuando se le preguntó por la relación con Podemos.
Sánchez considera que la coalición se ha reforzado por la situación a la que han tenido que hacer frente, pero también por los ataques contra el Gobierno que se han lanzado desde la derecha.
De hecho, el presidente admite que le ha reprochado al líder del Partido Popular, Pablo Casado, tanto en público como en privado, la actitud que ha mantenido meses atrás, y de la que considera que no ha sacado rédito político porque mantiene su lectura de que España está dividida en dos bloques.
Para el también líder del PSOE, la falta de un horizonte electoral -defiende una legislatura de cuatro años- y la división de bloques izquierda y derecha en España hace que el PP no obtenga beneficio de su actitud crítica con el Ejecutivo. Para Sánchez, en España lo que puede darse es movimientos entre partidos, pero siempre dentro de un mismo bloque.
En esta lectura, entiende el cambio de Ciudadanos, que considera que se produce, no tanto por el nuevo liderazgo de Inés Arrimadas, sino por la reflexión tras la última debacle electoral que le llevó a obtener 10 diputados.
Con este contexto, el presidente ve incluso posible lograr el acuerdo que intentó en su investidura fallida de 2016 de situar a Cs y Unidas Podemos en un mismo acuerdo, como espera que ocurra en los Presupuestos Generales del Estado (PGE).
En ese horizonte, el presidente tiene claro que mantendrá su compromiso -que también ve como su responsabilidad- de dialogar con los partidos independistas ante el conflicto territorial en Cataluña. No entiende que Ciudadanos condicione todo a la mesa porque eso es pedir a un Gobierno que ceje en su responsabilidad de dialogar.
Por eso, tiene claro que este mes de julio, y con una delegación diferente a la de febrero, que encabezaron los dos presidentes, se producirá, previsiblemente en Barcelona, una reunión entre el Ejecutivo central y el Gobierno autonómico catalán después de las autonómicas que se celebrarán en Galicia y País Vasco el próximo día 12 de julio.
Consciente del clima preelectoral en Cataluña, el presidente entiende que la llamada mesa de diálogo está a expensas del interés del Ejecutivo catalán y de esa coalición gubernamental entre dos partidos que se enfrentarán en unos próximos comicios.
Por otra parte, y dentro de un momento en el que Sánchez admite que todos quieren negociar con él, el presidente ve posible alcanzar acuerdos con todos los partidos, incluso con el PP. Pero, deja claro, que estos acuerdos estarán sujetos a la materia a abordar y a la formación con la que se dialogue, y se harán dentro las conclusiones de la comisión para la reconstrucción de España que se presentarán en los próximos días.
Sánchez lanza reiteradamente mensajes de prudencia y responsabilidad, tanto individual como colectiva, porque la pandemia continúa, a pesar de que ahora hay una información detallada de la situación como prueban, defiende, el control de los rebrotes por parte de las comunidades autónomas.
En este sentido, subraya la capacidad reforzada que tienen ahora los ejecutivos regionales después de años de sanidad mermada por recortes y que están demostrando la capacidad de respuesta ante los brotes que ya se están produciendo.
Además, Sánchez sostiene que una de las lecciones de la pandemia pasa por revisar el modelo de las residencias, porque en España hay muchas. Y también muchos mayores, por lo que aboga por buscar fórmulas, como mejoras en atención domiciliaria con la implicación de los ayuntamientos
El jefe del Ejecutivo explica que la estimación de fallecidos en España por el coronavirus se conocerá cuando acabe la pandemia y que en el funeral del 16 de julio se homenajeará a todos ellos.
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