Pese al enorme despliegue de efectivos de la Guardia Civil el Gobierno no se ha pronunciado. Ni que decir tiene que su relación con el cuerpo es tan fría como un témpano de hielo tras el cese del coronel Diego Pérez de los Cobos por pedirle información relativa al informe del 8-M que investiga un juzgado de Madrid.
El mismo, por cierto, por el que hoy ha declarado el delegado del Gobierno, José Manuel Franco, escudándose en que no había elemento alguno como para prohibir el 8-M.