La Corte Suprema de Nueva Zelanda ha dictaminado que el gobierno puede imponer la vacunación obligatoria contra el Covid-19 a los soldados, reafirmando así la autoridad del Jefe de Defensa para implementar esta medida. Esta decisión permite la continuación de la coerción hacia los miembros de las Fuerzas Armadas, priorizando el cumplimiento militar sobre la elección personal.
El fallo revoca una victoria anterior en la Corte de Apelaciones obtenida por cuatro soldados que habían impugnado el mandato de vacunación. El viernes, la Corte Suprema anuló la llamada anterior para que las Fuerzas Armadas reconsideraran su política, consolidando el requisito de vacunación y refuerzos contra el Covid-19 como no negociable para el personal.
Detalles del Fallo
Según informes, las vacunas y refuerzos forman parte de una lista de inmunizaciones necesarias para que los miembros del servicio estén listos para ser desplegados tanto en Nueva Zelanda como en el extranjero, así como para acceder a campamentos, bases e instalaciones.
La Corte Suprema argumentó que los requisitos relacionados con el Covid-19 no limitan significativamente los derechos ya restringidos por las normativas existentes sobre tratamientos médicos y la manifestación de creencias religiosas. La falta de vacunación podría llevar a una revisión del servicio del miembro afectado; sin embargo, se indicó que casi la mitad de aquellos cuyos servicios fueron revisados han sido retenidos hasta ahora.
Implicaciones Personales
El análisis sobre otros miembros se había suspendido tras la decisión de la Corte de Apelaciones en febrero de 2024. Los cuatro soldados que desafiaron la orden de vacunación argumentaron que las restricciones a sus derechos no estaban justificadas. Sus identidades fueron mantenidas en secreto.
En su fallo, la Corte Suprema destacó que el Jefe de Defensa está mejor posicionado que el tribunal para decidir cuestiones relacionadas con la efectividad operativa y la disciplina militar. La decisión sobre las vacunas se encuentra dentro del rango razonable disponible según lo establecido por el tribunal.
Un solo caso podría tener un impacto significativo en la efectividad operativa, especialmente en situaciones donde se comparten cuarteles. A pesar de esto, se confirmó que las circunstancias personales siguen siendo relevantes al determinar qué sucederá con los miembros del servicio no vacunados.
Circunstancias Diversas
Los cuatro individuos involucrados presentaban diferentes situaciones. Uno era un oficial superior del ejército que fue dado de baja en agosto de 2022. Además de tener razones religiosas para rechazar la vacuna, expresó preocupaciones sobre su seguridad y cuestionó las decisiones del mando respecto al valor de la misma.
A pesar de que su oficial al mando recomendó mantenerlo en su puesto, el Jefe del Ejército no aceptó esa recomendación debido a consideraciones sobre cómo su negativa a vacunarse socavaba la disciplina del servicio.
Otro soldado era un cabo del ejército que rechazó la vacunación basándose en sus creencias religiosas y una falta de transparencia por parte del Ministerio de Defensa. Aunque mantuvo su posición tras una primera revisión, no se informó sobre su situación posterior ante la Corte Suprema.
Conclusiones Judiciales
Un oficial de la Fuerza Aérea recibió las primeras dosis pero no los refuerzos debido a preocupaciones sobre seguridad y efectividad. Dado que el requisito del refuerzo ya no estaba incluido en el calendario estándar de vacunación, su posición no estaba siendo revisada.
Por otro lado, un oficial naval también había recibido las dos primeras dosis pero se abstuvo de recibir refuerzos por motivos similares. La Corte Suprema observó que este individuo parecía haber dejado el servicio anticipadamente debido a los requisitos vacacionales y encontró otra ocupación mientras continuaba en las Fuerzas Territoriales.
La Corte recibió testimonios adicionales de otros miembros del servicio que habían rechazado vacunas o refuerzos, destacando preocupaciones comunes sobre seguridad y efectividad. Se mencionó que era posible que decisiones individuales sobre despidos fueran injustificadas; sin embargo, no se solicitó pronunciarse sobre casos específicos debido a su determinación inicial sobre la legalidad de los mandatos vacacionales.