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Investigadores proponen nueva clasificación de fibras para mejorar la salud intestinal y cerrar la brecha global de fibra

Investigadores proponen nueva clasificación de fibras para mejorar la salud intestinal y cerrar la brecha global de fibra

lunes 24 de marzo de 2025, 17:19h

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Investigadores de la Universidad RMIT proponen un nuevo sistema de clasificación de fibras dietéticas que se basa en cinco características clave: estructura del esqueleto, capacidad de retención de agua, carga estructural, matriz de fibra y tasa de fermentación. Este marco busca ayudar a consumidores, clínicos y tecnólogos alimentarios a personalizar la ingesta de fibra para abordar problemas de salud específicos como la salud colónica, el control del azúcar en sangre y la reducción del colesterol. A nivel global, la ingesta de fibra es alarmantemente baja, con estadounidenses consumiendo solo 12-14 gramos al día, muy por debajo de los 28-42 gramos recomendados. La investigación destaca la importancia del microbioma intestinal en la fermentación de fibras y su papel crucial en la salud general. Con este nuevo enfoque, se espera cerrar la brecha de fibra que afecta a las dietas modernas y fomentar una nutrición más personalizada.

Un grupo de investigadores ha propuesto un nuevo sistema de clasificación de fibras alimentarias basado en cinco características fundamentales: estructura del esqueleto, capacidad de retención de agua, carga estructural, matriz de fibra y tasa de fermentación. Este marco busca ayudar a consumidores, clínicos y tecnólogos de alimentos a personalizar la ingesta de fibra para abordar problemas específicos de salud, como la salud colónica, el control del azúcar en sangre y la reducción del colesterol.

La ingesta global de fibra es alarmantemente baja. En Estados Unidos, se consumen entre 12 y 14 gramos diarios, mientras que en Europa la cifra oscila entre 18 y 24 gramos, cifras que están muy por debajo de los recomendados 28 a 42 gramos. La microbiota intestinal desempeña un papel crucial en la fermentación de fibras, produciendo ácidos grasos de cadena corta (AGCC) que apoyan la salud general, incluyendo la función inmunológica y la prevención del cáncer.

Un estudio innovador sobre la clasificación de fibras

En un estudio revolucionario publicado en Food Research International, investigadores australianos de la Universidad RMIT han redefinido cómo se clasifican las fibras dietéticas, superando las categorías simplistas de solubles e insolubles. Este nuevo enfoque busca proporcionar una comprensión más matizada sobre cómo diferentes fibras interactúan con el cuerpo humano, especialmente con la microbiota intestinal, para abordar preocupaciones específicas de salud. Dado que las poblaciones globales no alcanzan la ingesta recomendada de fibra, esta investigación podría revolucionar la nutrición personalizada y ayudar a cerrar el «vacío» que afecta las dietas modernas.

La fibra dietética, presente en frutas, verduras, legumbres y granos enteros, es uno de los nutrientes más vitales para la salud humana. Contribuye a una adecuada digestión, apoya el manejo del peso, regula el azúcar en sangre, mejora la salud cardiovascular e incluso ayuda a prevenir el cáncer. Sin embargo, a pesar de su importancia, muchas personas en todo el mundo no consumen suficiente fibra. Según el profesor Raj Eri, científico alimentario en RMIT University: «Cada población encuestada, incluyendo Europa y Estados Unidos, presenta una deficiencia de fibra».

El impacto del consumo insuficiente de fibra

Aunque se recomienda una ingesta diaria entre 28 y 42 gramos, los estadounidenses promedian solo entre 12 y 14 gramos; mientras que los europeos consumen ligeramente más con cifras entre 18 y 24 gramos. Esta brecha en el consumo es motivo de preocupación para la salud pública debido al papel fundamental que desempeña este nutriente en la prevención de enfermedades crónicas y en el apoyo a una buena salud intestinal.

Tradicionalmente, las fibras dietéticas se han clasificado como solubles o insolubles según su capacidad para disolverse en agua. Las fibras solubles —como las presentes en avena y manzanas— son fermentadas en el intestino y pueden disminuir el colesterol y regular el azúcar sanguíneo. Por otro lado, las fibras insolubles —como las del salvado de trigo— favorecen la regularidad intestinal pero tienen menor tendencia a fermentar. No obstante, esta clasificación binaria no refleja adecuadamente la complejidad con que diferentes fibras interactúan con el organismo.

Nuevas características clave para entender mejor las fibras

El equipo de RMIT ha identificado cinco características clave para clasificar las fibras:

  1. Estructura del esqueleto: La disposición molecular de la fibra.
  2. Capacidad de retención de agua: Cantidad máxima que puede absorber.
  3. Carga estructural: Propiedades eléctricas asociadas a la fibra.
  4. Matriz fibrosa: Estructura física general.
  5. Tasa de fermentación: Velocidad con que es descompuesta por bacterias intestinales.

«Al enfocarnos en estas características activas clave podemos describir con mayor precisión los impactos saludables asociados a cada tipo de fibra», comentó Christo Opperman, autor principal del estudio y candidato a doctorado en RMIT. «Por ejemplo, si se desea promover una buena salud colónica se puede identificar una fibra cuyas propiedades coincidan con ese objetivo específico».

El microbioma como aliado esencial

La microbiota intestinal humana alberga billones de bacterias que juegan un papel crucial en descomponer las fibras dietéticas. Estos microorganismos producen AGCC como acetato, propionato y butirato que proporcionan energía a las células del colon; regulan inflamaciones y apoyan funciones inmunológicas. El butirato ha sido vinculado particularmente con una reducción del riesgo cancerígeno y mejora en la salud intestinal.

«La fermentación ocurre principalmente en el colon generando metabolitos esenciales para nuestra salud», explicó Opperman. «Sin embargo no todas las fibras son iguales; algunas son fermentadas rápidamente en el colon proximal mientras otras ofrecen beneficios más allá hacia el colon distal donde ocurren muchos casos de cáncer colorrectal».

Cambio necesario ante una dieta moderna deficiente

La dieta occidental actual está caracterizada por altos niveles de azúcares refinados y grasas trans lo cual ha llevado a una disminución significativa en la ingesta diaria recomendada de fibra así como al aumento notable en enfermedades crónicas. Desde mediados del siglo XX cuando los alimentos procesados comenzaron a dominar los mercados alimentarios tradicionales ricos en fibra —frutas frescas y granos enteros— fueron reemplazados por opciones refinadas contribuyendo así al desequilibrio microbiano conocido como disbiosis intestinal.

A pesar que Hipsley definió formalmente por primera vez “fibra dietética” en 1953 como partes indigeribles provenientes paredes celulares vegetales; desde entonces su definición ha evolucionado aunque su sistema clasificatorio sigue siendo excesivamente simple. La nueva propuesta presentada por RMIT representa un avance significativo hacia comprender mejor los diversos roles que desempeñan las fibras dentro nuestra salud general.

Los investigadores esperan que este nuevo sistema inspire a tecnólogos alimentarios a desarrollar productos ricos específicamente dirigidos hacia aumentar su contenido fibroso fomentando así hábitos alimenticios más saludables entre consumidores. «Nuestro marco es un paso esencial para abordar esta brecha fibrosa», concluyó Eri. «Comprendiendo propiedades específicas podremos crear dietas no solo más sanas sino también personalizadas».

Fuentes incluyen:

La noticia en cifras

Descripción Cifra (gramos)
Ingesta diaria recomendada de fibra 28-42
Ingesta promedio de fibra en EE. UU. 12-14
Ingesta promedio de fibra en Europa 18-24
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