La reciente condena de Lydia Mugambe, jueza del Tribunal Superior de Uganda y funcionaria de la ONU, ha puesto al descubierto un alarmante caso de explotación laboral que resalta la corrupción dentro de las instituciones internacionales. Mugambe fue hallada culpable de someter a una mujer ugandesa a condiciones de servidumbre doméstica en el Reino Unido, aprovechando su posición para engañar a la víctima.
Según los informes, Mugambe confiscó el pasaporte de la mujer y la obligó a trabajar sin remuneración. Este caso no solo revela el abuso de poder por parte de una figura judicial, sino que también plantea serias interrogantes sobre la rendición de cuentas dentro del sistema de la ONU.
Un uso indebido del poder
El tribunal escuchó cómo Mugambe, quien se encontraba realizando estudios doctorales en la Universidad de Oxford en el momento de los hechos, atrajo a la mujer a Gran Bretaña bajo falsas promesas. La jueza utilizó su conocimiento legal y sus conexiones para facilitar un visado que supuestamente le permitiría trabajar para un diplomático en Londres. Sin embargo, en lugar de eso, llevó a la víctima a su hogar y le impidió salir.
Las pruebas presentadas durante el juicio indicaron que Mugambe había colaborado con John Mugerwa, entonces Cónsul Adjunto en la Embajada de Uganda en Londres, para asegurar el visado. Mugerwa, quien gozaba de inmunidad diplomática y no podía ser procesado, habría facilitado este esquema a cambio del apoyo legal que Mugambe le proporcionaría en otro caso judicial en Uganda.
Una traición a la confianza
La víctima sufrió meses de trabajo forzado antes de lograr contactar a un amigo que alertó a las autoridades. La investigación llevada a cabo por la policía local reveló la magnitud del abuso al que había sido sometida. A pesar de las afirmaciones de inmunidad diplomática por parte de Mugambe, las autoridades del Secretario General de la ONU decidieron renunciar a cualquier protección para permitir que el caso avanzara.
Eran Cutliffe, representante del Servicio de Procesamiento Penal, destacó: “Mugambe utilizó su posición para explotar a una joven vulnerable, controlando su libertad y obligándola a trabajar sin pago”. La valentía mostrada por la víctima fue fundamental para llevar ante la justicia a Mugambe.
Un llamado urgente a la acción
La sala del tribunal reaccionó con asombro al pronunciarse el veredicto; Mugambe fue declarada culpable en cuatro cargos relacionados con trabajo forzado e infracciones migratorias. Su sentencia está programada para el 2 de mayo próximo.
Este incidente no es un caso aislado; representa un problema más amplio dentro del sistema internacional. La ONU ha sido criticada por albergar funcionarios corruptos que abusan impunemente de su poder. Las acciones de Mugambe son un recordatorio contundente sobre cómo puede ser utilizada la autoridad contra los más vulnerables cuando los mecanismos de rendición de cuentas son débiles o inexistentes.
El Superintendente Ben Clark hizo hincapié en la importancia del testimonio valiente: “Mugambe usó su posición y conocimiento legal para aprovecharse de la víctima”. Hizo un llamado a otras personas que hayan sufrido situaciones similares para que se presenten y busquen justicia. Ahora más que nunca, es necesario que instituciones como la ONU enfrenten su propia complicidad en abusos tan graves.