Crecimiento en un entorno multilingüe: la experiencia maltesa
Desde mi infancia en Malta, he estado inmersa en un paisaje multilingüe, alternando con naturalidad entre el maltés y el inglés, mientras incorporaba frases en italiano y francés que aprendía de las estaciones de televisión italianas que llenaban nuestro salón. Esta amplia gama de idiomas ha moldeado tanto mi identidad como mis experiencias.
Un encuentro revelador en un taxi
Recuerdo un día particular en el que viajaba en taxi, conversando con el conductor en inglés. Cuando cambié al maltés, su rostro se iluminó. “¿Oh, eres maltesa?” exclamó, sonriendo ampliamente. En ese momento, lo tomé a la ligera; después de todo, Malta recibe una gran cantidad de turistas. Sin embargo, con el tiempo, comencé a notar un patrón recurrente: muchos lugareños parecen tener sentimientos encontrados hacia los hablantes de inglés.
Como periodista, hace aproximadamente cuatro meses realicé un reportaje sobre el fenómeno de los nidos de tortugas en Malta. Entrevisté a un experto local sobre el tema y le pedí que hablara en inglés —mi zona de confort— y no fue sorprendente que el primer comentario en Facebook fuera: “tkellem bil-malti jekk jog??bok” (’Habla en maltés, por favor’).
La crisis de identidad del idioma maltés
Este episodio pone de relieve una cuestión más profunda: la crisis de identidad que rodea al idioma maltés. Aunque el maltés es solo uno de los idiomas oficiales de Malta, muchos locales sienten un profundo orgullo por su lengua materna.
Puedo entenderlo: el maltés es una lengua semítica hablada por más de 500,000 personas —principalmente en Malta pero también por quienes aprecian la buena comida y el sol—. Sus raíces se remontan al árabe durante la conquista árabe entre 870 y 1091. Con el tiempo, ha absorbido influencias del latín, siciliano, italiano e inglés; ¡hablando así de una verdadera crisis identitaria!
No obstante, ¿los lugareños defienden su idioma porque realmente lo aman o es simplemente por ego? Por ejemplo, es común que los locales se dirijan al personal del restaurante en maltés —incluso si su dominio del idioma es limitado—. Este comportamiento no busca excluir a nadie sino refleja un esfuerzo colectivo por mantener su herencia lingüística.
Desafíos en entornos bilingües
Un caso reciente ocurrió durante una clase donde se nos pidió preparar un debate en equipos. La pregunta ‘¿Puedo hablar en inglés o maltés?’ surgió rápidamente. El profesor confirmó que debía ser en inglés, lo cual irónicamente generó un pequeño debate entre los alumnos.
Esto se centró en la presencia de dos extranjeros en clase; el equipo opuesto quería hablar en maltés y argumentó: ‘Pero ella es árabe; seguramente entiende maltés’. Irónicamente, muchos malteses sostienen que no ven similitudes entre el árabe y el maltés debido a prejuicios raciales hacia los árabes.
A pesar de esto, otro extranjero optó por rendirse y dijo: ‘Si quieren hablar en maltés está bien; intentaré entender’. Sin embargo, era evidente que le resultaba complicado traducir lo que se decía en maltés, lo cual afectaba su entorno educativo.
Reflexiones sobre la preservación del idioma
Esta interacción me llevó a cuestionar por qué estamos tan aferrados a nuestro idioma y no podemos dejar a un lado nuestro orgullo para permitir un entorno bilingüe. Hay muchas ocasiones para hablar en maltés; sin embargo, algunos desean hacerlo todo el tiempo.
Es momento de aceptar que el inglés es una lengua más prevalente que cualquier otra.
Me parece hipócrita que el país quiera preservar su hermoso idioma mientras no se hacen esfuerzos significativos —ni siquiera desde el gobierno— para formar traductores capacitados en maltés para el Parlamento Europeo.
Contexto histórico y diversidad lingüística
Para comprender mejor esta dinámica debemos considerar el contexto histórico de nuestros idiomas. La lingüística histórica estudia cómo evolucionan las lenguas con el tiempo y cómo las influencias culturales y sociales las moldean.
En conversaciones sobre este tema con Elston Mamo, estudiante de lingüística en la Universidad de Malta, explicó cómo este campo permite a investigadores —tanto estudiantes como expertos— descubrir cómo palabras y frases han evolucionado hasta convertirse en lo que usamos hoy: “Incluso investigamos la etimología de las palabras”, añadió (¿son los lingüistas detectives secretos del lenguaje?).
El lenguaje de señas ofrece otra dimensión fascinante a la diversidad lingüística. Cada lengua de señas tiene su propia estructura y vocabulario. Luca Ellul, estudiante también del mismo programa estudiando Lengua de Señas Maltesa (MSL), compartió sus perspectivas sobre su significado cultural: “La MSL ha adoptado signos de otras lenguas signadas pero mantiene elementos únicos reflejantes de nuestra cultura”, observó.
Tendencias actuales y futuro del lenguaje
No podemos olvidar tampoco al Alfabeto Fonético Internacional (IPA), ¡el superhéroe de la representación sonora!
Desarrollado por la Asociación Fonética Internacional a finales del siglo XIX, cuenta con 107 letras y símbolos que ayudan a los lingüistas a transcribir sonidos del habla con precisión milimétrica.
Dato curioso militar: cada letra del alfabeto inglés tiene asignada una palabra para mayor claridad durante la comunicación; piensa Alfa para A y Zulu para Z.
- En inglés: «cat» es /kæt/; «ship» es /??p/.
- En español: «gato» es [??ato]; «perro» es [?pero].
Afrontando desafíos tecnológicos
Las variaciones fonéticas pueden cambiar significados más rápido de lo que puedes decir “¡gato vs. sombrero!” Por ejemplo, si cambias /k/ por /h/, ¡de repente estás hablando sobre algo completamente diferente!
A veces incluso pensamos si la inteligencia artificial llegará a hablar maltés...
Sí, has leído bien: inteligencia artificial... ¡y lenguaje!
A medida que avanza la tecnología, la lingüística computacional fusiona teoría lingüística con informática. Aplicaciones como Procesamiento Natural del Lenguaje (NLP) y traducción automática están revolucionando nuestra interacción con los idiomas.
Elston Mamo comentó sobre estos avances: “Los lingüistas están aprovechando la IA para mejorar la eficiencia traductora respetando las estructuras lingüísticas”. Esta intersección entre tecnología y lingüística promete enriquecer nuestras futuras comunicaciones.
Aunque si te preguntas si hay programación para el idioma maltés dentro del ámbito tecnológico actual... aún no existe tal cosa. En cuanto al maltés y la tecnología nos limitamos hasta donde Google Translate nos permite… ¡y eso dice mucho sobre cuánto amamos nuestra lengua!
Parece increíble pensar que los transcriptores automáticos pueden reconocer idiomas como el hawaiano pero no logran captar el maltés.