En un llamado urgente, el defensor de la libertad de salud, James Roguski, ha instado al presidente Donald Trump y al secretario de Salud y Servicios Humanos (HHS), Robert F. Kennedy Jr., a detener el uso de las vacunas mRNA contra COVID-19 en niños, advirtiendo sobre una posible «catástrofe» que podría afectar a las futuras generaciones. Esta petición se fundamenta en datos que indican que los niños enfrentan un riesgo mínimo ante el COVID-19, mientras que miles de eventos adversos, incluidos fallecimientos, han sido reportados al Sistema de Notificación de Eventos Adversos a Vacunas (VAERS).
Expertos como la doctora Renata Moon y Sasha Latypova han resaltado los riesgos desproporcionados en comparación con los beneficios para los menores. La rápida implementación de las vacunas mRNA bajo autorización de uso de emergencia (EUA) ha generado escepticismo y una crisis de confianza en las instituciones de salud pública. Roguski critica las afirmaciones del CDC sobre la «seguridad y eficacia» de estas vacunas como fraudulentas.
Un llamado a la acción
Roguski exhorta al público a comunicarse con el presidente Trump y el secretario Kennedy a través de redes sociales, utilizando hashtags como #StopTheShots y #BanTheJab para amplificar su mensaje y unirse al movimiento por la responsabilidad y transparencia en la salud pública.
En su carta fechada el 2 de marzo de 2025, Roguski detalla cinco pasos críticos que deben ser tomados para abordar lo que él considera una «catástrofe» infligida a la próxima generación estadounidense. Este documento cuenta con el respaldo de voces crecientes que incluyen a Sasha Latypova y la doctora Renata Moon, quienes destacan la evidencia acumulada sobre el daño causado por estas vacunas, especialmente en niños.
El contexto histórico: Una crisis de confianza
La pandemia del COVID-19 marcó una era sin precedentes en intervenciones médicas de emergencia, incluyendo el desarrollo acelerado y despliegue de vacunas mRNA. Aunque inicialmente fueron celebradas como un milagro científico moderno, las preocupaciones sobre su seguridad y eficacia han aumentado con el tiempo.
A lo largo de la historia, las vacunas han pasado por rigurosos procesos de prueba antes de ser incluidas en los calendarios de inmunización infantil. Sin embargo, las vacunas mRNA contra COVID-19 fueron autorizadas bajo EUA, omitiendo muchas de estas salvaguardias. Esto ha conducido a un escepticismo generalizado y una crisis de confianza hacia las instituciones sanitarias.
Las cinco acciones: Un camino hacia la responsabilidad
La carta de Roguski especifica cinco acciones concretas que debe tomar el secretario Kennedy para abordar el daño continuo:
- Terminar las protecciones legales del PREP Act: El Public Readiness and Emergency Preparedness (PREP) Act otorga inmunidad a fabricantes y administradores de vacunas COVID-19. Roguski sostiene que esta protección debe finalizar para permitir la rendición de cuentas por lesiones o muertes relacionadas con las vacunas.
- Retirar todas las vacunas EUA contra COVID-19: Citando el Título 42, Sección 262 del Código U.S.A., Roguski solicita un retiro inmediato de todas las vacunas mRNA autorizadas bajo EUA, considerándolas “peligros inminentes o sustanciales para la salud pública”.
- Convocar un comité independiente de investigación: Se exige una investigación exhaustiva sobre los daños causados por estas vacunas, enfatizando la necesidad de transparencia y responsabilidad.
- Revocar autorizaciones para uso emergente: La FDA debe revocar las EUAs para las vacunas mRNA, especialmente en niños, dada la falta de beneficios comprobados y los riesgos documentados.
- Eliminar las vacunas contra COVID-19 del calendario infantil: La recomendación del CDC para administrar múltiples dosis a niños tan jóvenes como seis meses es considerada por Roguski como una “abominación absoluta” que debe ser revertida.
Evidencia: Un creciente cuerpo de daño
La carta está respaldada por abundantes datos, incluyendo estudios que muestran que los niños enfrentan un riesgo estadísticamente nulo ante resultados severos por COVID-19. A pesar de esto, miles de eventos adversos han sido reportados al VAERS.
La doctora Renata Moon, pediatra y defensora de la seguridad vacunal, testificó ante la Legislatura de Massachusetts afirmando: “Los niños y adolescentes han enfrentado riesgos muy pequeños. ¿Cuál es la justificación para administrar una vacuna experimental para proteger a los niños contra una enfermedad que suele ser asintomática y generalmente leve?”
Un llamado urgente: Proteger a las futuras generaciones
Las implicaciones son significativas. Como señala Roguski: “POR FAVOR RECONOZCAN QUE NUNCA PODRÁN HACER QUE AMÉRICA SEA SALUDABLE DE NUEVO mientras se inyecte tecnología mRNA en la próxima generación.”
La carta concluye con un ruego sincero: “Miles de millones alrededor del mundo cuentan con ustedes para tomar las acciones necesarias que realmente defiendan la salud infantil.”
Aquellos interesados en sumarse a este movimiento son alentados a contactar directamente al presidente Trump y al secretario Kennedy mediante sus plataformas sociales y compartir ampliamente este mensaje.
Importancia actual del tema
El debate sobre las vacunas mRNA no se limita solo a cuestiones científicas; se trata también sobre confianza, transparencia y el futuro sanitario público. Al reflexionar sobre las lecciones aprendidas durante la pandemia del COVID-19, queda claro que apresurarse en implementar tecnologías experimentales sin supervisión adecuada ha tenido un costo elevado.
Las acciones propuestas en la carta representan una oportunidad crítica para restaurar responsabilidad y priorizar el bienestar infantil. Como se dice comúnmente: “La verdad les hará libres.” Es momento exigir esa verdad—y actuar en consecuencia.
Fuentes incluyen:
Substack.com
TheEpochTimes.com
NaturalNews.com