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Canada derrocha $216 millones en búsqueda de tumbas indígenas que resultó ser un engaño político
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Canada derrocha $216 millones en búsqueda de tumbas indígenas que resultó ser un engaño político

martes 04 de marzo de 2025, 23:19h

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Canada has spent $216 million searching for alleged unmarked graves of indigenous children at Christian residential schools, but no graves have been found. This initiative, driven by left-wing activists and sensational media narratives, has led to widespread anti-Christian sentiment and the vandalism or destruction of at least ten Catholic churches. Critics, including retired judges and researchers, have debunked the claims as a "hate hoax" with no factual basis. The situation highlights the dangers of accepting unfounded narratives and the real-world consequences they can have on communities and institutions. For more details, visit the full article.

En un giro inesperado de los acontecimientos, Canadá ha destinado la suma de 216 millones de dólares en la búsqueda de supuestas tumbas secretas de niños indígenas en antiguos colegios residenciales cristianos, sin que se haya encontrado ninguna evidencia tangible. Esta narrativa sobre la existencia de fosas comunes fue impulsada por activistas y medios de comunicación de izquierda, lo que generó un clima de hostilidad hacia las instituciones religiosas. Como resultado, al menos diez iglesias católicas fueron vandalizadas o incendiadas tras las afirmaciones no verificadas.

El inicio de esta controversia se remonta al 27 de mayo de 2021, cuando Rosanne Casimir, jefa del Tk’emlúps te Secwepemc (Kamloops Indian Band), anunció que un radar de penetración terrestre había detectado los restos de 215 «niños desaparecidos» en un huerto de manzanas ubicado en el terreno de una antigua escuela residencial. Sin embargo, la falta de pruebas concretas hizo que este anuncio fuera rápidamente utilizado por políticos y medios para presentar a Canadá como cómplice en un genocidio contra los pueblos indígenas.

Desenmascarando la narrativa

El Primer Ministro Justin Trudeau, aprovechando la situación, ordenó que las banderas canadienses ondearan a media asta en todos los edificios federales, declarando los supuestos sitios como terrenos sagrados para las «víctimas del crimen». La idea de las «masivas tumbas no marcadas» se propagó con rapidez, incluso ganando reconocimiento internacional con una imagen emblemática que simbolizaba la tragedia.

A medida que avanzaba el tiempo, un grupo compuesto por jueces retirados, abogados y académicos comenzó a cuestionar la veracidad de estas afirmaciones. Estos expertos señalaron inconsistencias evidentes en la narrativa presentada. Un informe del Fraser Institute reveló que «donde se han realizado excavaciones, no se han encontrado entierros relacionados con las escuelas residenciales». Las afirmaciones sobre niños «desaparecidos» fueron desmentidas como fallos del proceso llevado a cabo por la Comisión de Verdad y Reconciliación al no cruzar adecuadamente documentos históricos.

Impacto sobre las comunidades religiosas

Las consecuencias derivadas de esta situación han sido devastadoras para la comunidad cristiana en Canadá. Al menos diez iglesias católicas sufrieron actos vandálicos o fueron destruidas por incendios provocados tras estas acusaciones infundadas. Aunque no se ha establecido un vínculo directo entre estos ataques y las supuestas tumbas, la coincidencia temporal sugiere una conexión clara.

La policía de Calgary reconoció este periodo oscuro en la historia canadiense pero evitó condenar abiertamente el vandalismo, instando al público a «buscar la verdad». Sin embargo, esa verdad parece haber quedado oculta bajo una montaña de propaganda política que ha causado un daño irreparable a las comunidades cristianas del país.

Un precedente peligroso

Este episodio no solo representa un despilfarro significativo del dinero público; también establece un precedente peligroso sobre las repercusiones reales que pueden tener las narrativas políticas sesgadas. El sentimiento anti-cristiano alimentado por esta situación ha llevado a la destrucción de espacios sagrados y a la estigmatización de toda una fe religiosa. Es imperativo que quienes perpetuaron esta farsa sean responsabilizados y que se haga justicia para las iglesias afectadas.

A medida que se cierra este capítulo vergonzoso en la historia canadiense, queda claro que el impulso desmedido por promover narrativas engañosas puede tener consecuencias graves. Los 216 millones gastados en esta búsqueda infructuosa podrían haberse utilizado para abordar problemas reales enfrentados por las comunidades indígenas, tales como pobreza, vivienda y atención médica. En lugar de ello, se desperdició en una farsa motivada por el odio que ha dejado a Canadá más dividido que nunca.

Fuentes:

La noticia en cifras

Cifra Descripción
$216 millones Cantidad gastada por Canadá en la búsqueda de tumbas
0 tumbas Número de tumbas encontradas
10 iglesias católicas Cantidad de iglesias vandalizadas o quemadas
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