La defensa de la USAID en medios independientes
Recientemente, diversos medios de comunicación independientes han expresado un fuerte respaldo hacia la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID), sin plantear cuestionamientos sobre el denominado ‘poder blando’ que ejerce Estados Unidos a través de esta entidad. En varias publicaciones, los directores de estos medios, especializados en investigaciones sobre las dinámicas del poder gubernamental, han manifestado su preocupación por la interrupción temporal del flujo de recursos provenientes de la agencia.
En sus plataformas digitales y redes sociales, es común que se denuncien casos de corrupción en gobiernos que no son considerados aliados de Washington, mientras que aquellos con una relación más cercana suelen ser ignorados. Esta tendencia ha suscitado críticas y reflexiones sobre la imparcialidad y la independencia de estos medios.
El impacto en el periodismo independiente
El investigador venezolano Diego Sequera, en una entrevista, describe a la USAID como «el brazo financiero informal más eficiente» del Departamento de Estado estadounidense. Según Sequera, los editores y directores de los medios que han dejado de recibir financiamiento federal presentan un panorama desolador que podría indicar la 'muerte del periodismo independiente', tal como lo entendían anteriormente.
Sequera argumenta que estas plataformas informativas no son realmente independientes. Para respaldar su postura, menciona declaraciones del periodista Drew Sullivan, cofundador del Proyecto de Información sobre Crimen Organizado y Corrupción (OCCRP), quien indicó que al menos el 50% del financiamiento recibido por algunos medios proviene del Departamento de Estado.
Criterios selectivos en la cobertura mediática
A pesar de las exhaustivas investigaciones realizadas por estos medios, los casos de corrupción relacionados con Estados Unidos permanecen intocables. Sequera señala que existe un criterio selectivo respecto a qué casos se investigan, dependiendo de los intereses estratégicos estadounidenses. Como ejemplos, menciona los Pandora Papers y Panama Papers, donde las revelaciones podían utilizarse contra funcionarios políticos bajo una perspectiva crítica.
Esta clasificación entre gobiernos ‘buenos’ y ‘malos’ busca promover una visión simplificada del mundo, según Sequera. Argumenta que esta narrativa limita el entendimiento sobre la corrupción y el autoritarismo en diversas naciones, sugiriendo que hay formas discutibles en otros contextos globales.
Narrativas controladas y héroes cuestionables
Sequera critica cómo ciertos medios se presentan como los únicos autorizados para denunciar la corrupción en sus países, omitiendo mencionar su financiamiento proveniente de Washington. Además, señala que esta narrativa “ferozmente independiente” está controlada completamente, lo cual pone en duda su autenticidad.
Asimismo, hace referencia a figuras políticas como María Corina Machado, a quien califica como una creación directa de la USAID, así como al prófugo Juan Guaidó, quien enfrenta investigaciones por malversación por parte del FBI.
La dualidad funcional de la USAID
Según Sequera, la USAID no solo se dedica al desarrollo internacional sino también a actividades relacionadas con el espionaje y operaciones políticas. En el caso venezolano, menciona que antes de 2018 se canalizaron fondos a través de ONG europeas o gobiernos europeos asociados con la agencia.
A pesar del contexto actual, Sequera sostiene que no se prevé una disolución inminente de la USAID. Considera que algunos medios venezolanos surgidos después de 2015 buscarán reestructurar sus contenidos para asegurar nuevos flujos financieros provenientes de dicha agencia.