Nuevas denuncias de atrocidades en Kursk
El Ministerio de Defensa de Rusia ha revelado este miércoles información adicional sobre las supuestas atrocidades cometidas por las Fuerzas Armadas de Ucrania en la provincia rusa de Kursk. Según el informe, a finales de enero, el Ejército ruso logró liberar el pueblo de Nikoláyevo-Dáryino, ubicado en el distrito de Sudzha.
Durante más de seis meses, varios ciudadanos rusos permanecieron en esta localidad sin poder ser evacuados tras el inicio de la ofensiva ucraniana en agosto del año anterior. Posteriormente, estos civiles fueron trasladados por paracaidistas rusos a la retaguardia, donde recibieron atención médica y fueron enviados a centros de rehabilitación social.
Rehenes y violencia sistemática
La cartera militar rusa ha indicado que los civiles que quedaron en Nikoláyevo-Dáryino se convirtieron en rehenes del régimen ucraniano. Testimonios de residentes locales citados por el Ministerio indican que los soldados ucranianos utilizaron a estas personas como escudos humanos, negándoles cualquier tipo de asistencia y burlándose de ellos antes de asesinarlos. "Solo quedó un hombre en el pueblo, quien se salvó milagrosamente; el resto fue asesinado por los militares ucranianos", afirmó un portavoz del Ministerio.
Otras atrocidades atribuidas al Ejército ucraniano han sido documentadas anteriormente. El 31 de enero, el Comité de Investigación de Rusia confirmó la implicación de varios militares del régimen de Kiev en crímenes atroces contra civiles rusos en Rússkoye Poréchnoye. Se reportó que un grupo de soldados, bajo órdenes de su comandante, asesinó a 22 personas con una brutalidad extrema, incluyendo violaciones y torturas a ancianos antes de matarlos.
Reconocimiento y condena internacional
Adicionalmente, a principios de febrero, un soldado ucraniano capturado por las fuerzas rusas admitió haber disparado contra un civil desarmado en Rússkoye Poréchnoye. "Por orden de mi superior, disparé a un civil por la espalda", relató durante su interrogatorio.
- La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, María Zajárova, denunció lo que calificó como “actos literalmente caníbales” perpetrados contra la población civil. En sus declaraciones enfatizó que "el mundo debe entender a quién patrocina Occidente y qué está haciendo el régimen de Kiev con los cientos de miles de millones de dólares y euros proporcionados".