Pese a que el Gobierno ha sido precisamente quien ha comenzado una lucha incansable en las últimas semanas contra lo que consideran noticias falsas, conocidas popularmente como 'fake news', parece que ha caído en su propia trampa.
"Si no está bien difundir información falsa tampoco lo está que compres miles de seguidores para hacer creer a la gente que tu gestión es refrendada por la mayoría", sostiene indignado uno de los usuarios de la propia publicación del Ministerio de Sanidad en Facebook, que en el momento de escribir estas líneas contaba con casi de 50.000 likes y 8.000 comentarios.
Ya el fin de semana nos alertaron de la existencia de casi un centenar de perfiles en la red social de Mark Zuckerberg cuyas imágenes de cabecera eran chicas aparentemente jóvenes, sin verificar, y por supuesto sin apenas información personal ni publicaciones realizadas.
Si esto fuera poco para considerar que son perfiles falsos, podemos comprobar cómo la mayoría de los mismos han sido creados entre el 15 y el 18 de abril, en la misma fecha en la que Sanidad colgaba un vídeo del director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, en el que los citados perfiles han reaccionado de forma masiva.
No es nada nuevo
No es ningún secreto que los principales partidos políticos españoles han incorporado este tipo de metodología en sus estrategias de comunicación. Sin ir más lejos, Twitter y Facebook suspendieron, según informaron ambas compañías en un comunicado, un total de 359 cuentas atribuidas al Partido Popular que intentaban potenciar la imagen de Pablo Casado de cara a la campaña electoral del 28-A.
No es de extrañar, por tanto, que Podemos dedicase también varios miles de euros a Facebook en su carrera hacia La Moncloa, o también el PSOE, precisamente en un escenario que controla muy bien, con cientos de grupos de apoyo a Pedro Sánchez, germen de su resurgir tras aquel fatídico 2016 en el que su propio partido le defenestró.