La Agencia de Protección Ambiental (EPA) ha emitido una advertencia sobre los riesgos para la salud humana asociados al uso de lodos de alcantarillado como fertilizante. Según un reciente informe, estos lodos pueden contener sustancias químicas tóxicas conocidas como PFAS, que representan serias amenazas para la salud pública.
Los PFAS, presentes en el lodo, tienen el potencial de contaminar cultivos, ganado y fuentes de agua potable, además de permanecer en el medio ambiente durante décadas. La exposición a estos compuestos, como el ácido perfluorooctanoico (PFOA) y el ácido perfluorooctanosulfónico (PFOS), se ha vinculado con problemas graves de salud, incluyendo cáncer y daños hepáticos.
Contaminación y crisis agrícola
Desde hace años, muchos agricultores estadounidenses han utilizado lodos de alcantarillado como una opción económica y abundante para fertilizar sus tierras. Sin embargo, el nuevo informe de la EPA destaca la necesidad urgente de establecer regulaciones que protejan tanto a los productores agrícolas como a los consumidores.
El lodo de alcantarillado es un subproducto del tratamiento de aguas residuales y se comercializa frecuentemente como "biosólidos". Este material es rico en nutrientes, pero también puede contener una mezcla peligrosa de productos químicos industriales y domésticos. Los PFAS son utilizados en una variedad de productos, desde utensilios antiadherentes hasta tejidos impermeables. Estos compuestos no se descomponen fácilmente en el entorno, lo que aumenta su riesgo de contaminación en la cadena alimentaria.
Impacto en la salud pública
El informe se centra especialmente en los efectos nocivos del PFOA y el PFOS. Ambas sustancias han sido asociadas con graves problemas de salud, tales como cáncer renal y testicular, así como disfunciones del sistema inmunológico. La EPA advierte que bajo ciertas condiciones, la exposición a estos químicos podría superar ampliamente los límites considerados seguros.
Las personas que consumen productos lácteos o carnes provenientes de animales criados en terrenos contaminados enfrentan mayores riesgos. Además, se señala que el agua potable proveniente de pozos cercanos a granjas donde se ha aplicado lodo podría representar un camino significativo de exposición.
Desafíos para los agricultores
A medida que surgen estas preocupaciones, muchos agricultores están lidiando con las consecuencias directas. En Maine, por ejemplo, varias granjas lecheras han sido afectadas por PFAS derivados del lodo esparcido hace décadas, obligando a algunos a cerrar sus operaciones. En Texas, dos familias agricultoras presentaron una demanda tras alegar que su tierra y ganado fueron contaminados por lodo tóxico aplicado en propiedades vecinas.
A pesar de estos alarmantes incidentes, la EPA aún no ha establecido límites claros sobre los PFAS en los lodos de alcantarillado. Actualmente, solo Maine ha prohibido su uso agrícola; otros estados están considerando medidas similares ante esta crisis creciente.
Urgente acción federal requerida
El borrador del informe está abierto a comentarios públicos durante 60 días y podría influir en futuras acciones regulatorias bajo la Ley de Agua Limpia. Sin embargo, críticos argumentan que la EPA ha tardado demasiado en actuar frente a las evidencias crecientes sobre la contaminación por PFAS. Aunque el año pasado designó al PFOA y al PFOS como sustancias peligrosas bajo la ley Superfund y estableció límites para su presencia en agua potable, no ha extendido esas protecciones al lodo utilizado en agricultura.
Los defensores del medio ambiente sostienen que la solución radica en prevenir que los PFAS ingresen a los sistemas de aguas residuales desde un principio. Esto podría implicar eliminar gradualmente su uso en productos para consumidores o exigir a los fabricantes tratar las aguas residuales contaminadas antes de que lleguen a las plantas tratadoras.
El informe de la EPA pone de manifiesto los peligros ocultos presentes en las tierras agrícolas estadounidenses. Si bien se han tomado medidas para abordar los PFAS en el agua potable, la falta de regulación sobre estas sustancias tóxicas en lodos de alcantarillado deja una brecha significativa en las protecciones para la salud pública. A medida que agricultores y comunidades lidian con las repercusiones, nunca ha sido tan urgente demandar una acción federal integral para detener este ciclo de contaminación y sus devastadoras consecuencias para la salud.