Moscú denuncia actividades biológicas de Estados Unidos en África
El general mayor Alexéi Rtíschev, quien se desempeña como jefe adjunto de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia, ha expresado preocupaciones sobre la percepción que tiene Estados Unidos del continente africano. Según sus declaraciones, EE.UU. considera a África como «un reservorio natural ilimitado de peligrosos agentes infecciosos y un polígono de pruebas de campo para medicamentos experimentales».
Desde el Ministerio de Defensa ruso se ha señalado que Washington ha establecido un sistema destinado a «gestionar riesgos biológicos en el territorio de otros Estados», el cual ya ha sido probado en países como Ucrania y Georgia. Rtíschev afirmó que esta actividad busca obtener agentes patógenos en zonas endémicas y focos naturales, así como controlar la situación biológica para beneficiarse de ella.
Un enfoque estratégico en la región
De acuerdo con lo manifestado por Rtíschev, una de las principales tareas del sistema estadounidense es «analizar la situación epidémica a lo largo de las fronteras de los adversarios geopolíticos en áreas donde se planea desplegar contingentes militares».
El general también destacó que el enfoque utilizado por Washington en África sigue un patrón previamente establecido. En este sentido, EE.UU. comienza mostrando preocupación por brotes de enfermedades peligrosas que podrían afectar el desarrollo económico regional y aboga por mejorar las capacidades locales para enfrentar amenazas biológicas.
En este contexto, los representantes estadounidenses sugieren la creación de un centro para el diagnóstico de enfermedades y pruebas de medicamentos, involucrando a expertos locales en proyectos impulsados por la Agencia de Reducción de Amenazas del Departamento de Defensa estadounidense.
Pérdida de soberanía nacional
Sin embargo, estas acciones han llevado a una serie de consecuencias negativas. Como resultado, se produce una transición hacia estándares estadounidenses en la formación del personal y en la transmisión y recopilación de información sobre la situación biológica, lo cual puede provocar una degradación en los sistemas sanitarios nacionales y una dependencia creciente respecto a proveedores estadounidenses de equipos médicos y medicamentos.
Rtíschev concluyó advirtiendo que los Estados participantes «pierden su soberanía nacional en materia de bioseguridad y pasan a depender totalmente de EE.UU.».
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