Un reciente video viral de CNN, que supuestamente mostraba una operación de rescate en Siria, ha sido desmentido como un esfuerzo de propaganda engañosa. En este segmento, presentado por la corresponsal internacional Clarissa Ward, el «prisionero rescatado» identificado como Adel Gharbal resultó ser en realidad Salama Mohammad Salama, una figura notoria vinculada al régimen de Assad y sospechosa de estar involucrada en delitos como robo, extorsión y tortura.
Testigos y verificadores de hechos en Homs proporcionaron testimonios que contradicen drásticamente la representación del video sobre Salama, describiéndolo como físicamente saludable y bien cuidado, sin signos de abuso. A pesar de que CNN admitió que Salama podría haber proporcionado una identidad falsa, sus explicaciones no lograron calmar la creciente indignación pública ni disipar las dudas sobre la autenticidad del video y la credibilidad de la cadena.
La controversia y su impacto en la confianza pública
Este incidente pone de manifiesto el deterioro de la confianza pública en los medios de comunicación, evidenciado por las acusaciones persistentes contra CNN por sesgo, desinformación y noticias falsas. La red enfrenta un desafío significativo para recuperar su credibilidad tras este escándalo.
El video mostraba a Ward ingresando a una prisión secreta en Damasco, donde supuestamente liberaba a Adel Gharbal, quien se decía era un combatiente rebelde ajeno al colapso del régimen de Assad. Este informe rápidamente ganó notoriedad, recibiendo elogios hacia Ward por su valentía y el compromiso de CNN con la verdad. Sin embargo, el relato comenzó a desmoronarse cuando los fact-checkers cuestionaron su veracidad.
Desenmascarando al verdadero Salama
Según el análisis realizado por Verify-Sy, el hombre presentado como Gharbal era en realidad Salama, teniente primero en la Dirección General de Inteligencia del Aire sirio. Residentes locales y verificadores pronto expusieron a Salama como un individuo conocido por su implicación en robo, extorsión y tortura. En lugar de ser una víctima del régimen, Salama fue descubierto como alguien que coaccionaba a los residentes para convertirse en informantes y que era conocido por detener y torturar a jóvenes que se negaban a pagar sobornos.
La representación del video sobre Salama como un prisionero torturado contrastó marcadamente con los relatos de testigos presenciales. Estos testimonios describieron a Salama como bien cuidado y sin signos visibles de tortura. Esta discrepancia aumentó las dudas sobre la autenticidad del material audiovisual y sobre los eventos reportados.
¿Puede CNN recuperarse tras esta controversia?
La respuesta de CNN ante estas acusaciones ha sido recibida con escepticismo. La cadena sostiene que los eventos ocurrieron tal como se muestran en el video, aunque reconoció que el hombre pudo haber dado una identidad falsa. Esta admisión no logra mitigar la creciente ira pública ni las dudas hacia la red, que ya ha enfrentado críticas por sesgo e información errónea durante años.
A medida que continúa emergiendo la verdad sobre este caso, es probable que el cinismo público hacia los medios se intensifique aún más. La pregunta persiste: ¿podrá CNN recuperarse de este último escándalo o será recordada como el medio sinónimo de «noticias falsas» y propaganda?
Para más detalles sobre este tema, puede consultar los siguientes enlaces: MiddleEastEye.net, NYPost.com, ZeroHedge.com.