Más de 100 millones de estadounidenses vacunados sufren daños cardíacos irreversibles
El número de personas que han recibido la vacuna contra el coronavirus Wuhan (COVID-19) y que ahora enfrentan daños cardíacos irreversibles continúa en aumento. El Dr. Thomas Levy, un reconocido cardiólogo y abogado, ha advertido que esta cifra podría superar los 100 millones en un futuro cercano. Levy es editor colaborador del Orthomolecular Medicine News Service y consultor de LivOn Labs.
En una reciente entrevista con el periodista investigador Steve Kirsch, Levy explicó cómo las proteínas espiga presentes en las inyecciones tienen un impacto profundamente dañino en el corazón humano. Kirsch ha estado investigando durante años la relación entre las vacunas contra COVID-19 y las lesiones cardiovasculares, citando como ejemplo los daños sufridos por pilotos vacunados, lo que ha llevado a cambios en las directrices oficiales de la Administración Federal de Aviación (FAA).
Cambios en las pautas de la FAA
En 2022, la FAA modificó discretamente sus parámetros de electrocardiograma (ECG) para los pilotos a fin de incluir a aquellos que habían sufrido lesiones cardíacas. Este cambio sugiere que las vacunas podrían ser responsables del alto número de pilotos completamente vacunados cuyos corazones se encuentran comprometidos.
Kirsch estima que más de 50 millones de estadounidenses han sufrido algún grado de daño cardíaco debido a la vacuna. “El daño cardíaco no se limita solo a los pilotos”, afirmó Kirsch al referirse a la ampliación de los parámetros del ECG por parte de la FAA.
El Dr. Levy también abordó en su ensayo titulado “Miocarditis: antes rara, ahora común” muchos temas relacionados con esta crisis post-vacunación. Aunque no ha visto tantos pacientes afectados como otros cardiólogos clínicos, está al tanto del aumento significativo de casos de miocarditis tras la administración de las inyecciones.
Evidencia sobre el daño causado por proteínas espiga
Levy señala que la literatura científica indica que la miocarditis está ocurriendo con frecuencia en pacientes que presentan una presencia crónica de la proteína espiga relacionada con COVID-19. Esto se observa tanto en individuos con COVID persistente, muchos de los cuales han sido vacunados, como en aquellos que han sido vacunados sin haber contraído el virus.
Investigaciones realizadas en ratones demostraron que las inyecciones de ARNm producen proteínas espiga e inducen miopericarditis, generando síntomas similares a los observados en humanos completamente vacunados. Levy menciona también que existe información anecdótica sobre el posible sangrado del ARNm, lo cual podría permitir la transmisión indirecta o directa de estas proteínas entre individuos.
A pesar de algunos argumentos sobre la mínima exposición a estas proteínas espiga, Levy destaca que el proceso replicativo dentro del organismo inoculado puede causar inflamación sistémica o efectos más graves.
Diagnóstico y evaluación del daño cardíaco
La miocarditis, definida como inflamación del músculo cardíaco, puede ocurrir cuando la proteína espiga se une a los vasos sanguíneos del corazón o directamente a las células musculares. Para establecer un diagnóstico adecuado se pueden utilizar radiografías torácicas, electrocardiogramas y ecocardiogramas. Un nivel elevado de troponina en análisis sanguíneos es muy sensible para detectar cualquier daño presente en las células musculares del corazón.
Para quienes deseen profundizar más sobre el daño ocasionado por las vacunas y cómo abordarlo, se recomienda visitar ChemicalViolence.com.
Fuentes para este artículo incluyen:
Disswire.com
NaturalNews.com
FAA.gov