2015 se ha quedado con apenas 27 mayorías absolutas en grandes ciudades y sólo una en capitales de provincia.
El PP se desangró de gravedad por la Comunidad Valenciana, Madrid y Andalucía, tres territorios con un centenar de ciudades de más de 20.000 habitantes gobernadas con mayoría absoluta que pasarán ahora a otras manos. El peor resultado del PP de los últimos 20 años en unas elecciones municipales —27,03% de sufragios— le supondrá una importante pérdida de poder. Su fracaso en ciudades emblemáticas donde mandaba hasta ahora sin apenas oposición, como Madrid y Valencia, hace aún más dolorosa su derrota.
Todo lo contrario de lo que ocurre con su principal adversario, el PSOE, aquejado de un mal parecido pero de consecuencias muy distintas por culpa de sus grandes posibilidades de alianza con la nueva izquierda emergente.
Con el registro más bajo de su historia —apenas un 25% de voto cuando la media socialista en las diez elecciones municipales celebradas en España supera el 33%— el PSOE aspira a recuperar gran parte del poder municipal que perdió hace más de una década. Lo hará gracias al éxito electoral que han tenido plataformas ciudadanas de izquierda, algunas impulsadas por Podemos, que le permiten sumar mayorías absolutas en lugares donde el PP ha sido la fuerza más votada.
Si los pactos que está negociando el PSOE con distintas formaciones de izquierda se consuman, pasará de tener 10 alcaldes de capitales de provincia a 15; y decenas de grandes ciudades que hasta ahora tenían mayoría absoluta popular. Mientras tanto, el PP perderá el Gobierno de al menos 13 capitales de provincia y en otras 21 donde ahora manda en solitario necesita que Ciudadanos, el nuevo partido que compite por su espacio en toda España y que entra por primera en los principales ayuntamientos, no apoye al candidato de izquierda.
Los avisos, amenazas e incluso las ofertas de diálogo de candidatos del PP al PSOE para evitar esta situación han caído en saco roto. La fórmula de gobiernos de concentración que aireó Esperanza Aguirre en Madrid contra un Gobierno municipal de la plataforma ciudadana Ahora Madrid, encabezada por Manuel Carmena, no ha cosechado ningún éxito.
Las apelaciones del presidente Mariano Rajoy a la peligrosa radicalización del PSOE si pactaba con candidaturas impulsadas por Podemos o plataformas ciudadanas tampoco ha tenido consecuencias.
Los socialistas, con escasos matices, dialogan sin problemas con otras fuerzas de izquierda y plataformas ciudadanas con el objetivo único de desbancar al PP del poder y formar “gobiernos de progreso”. Día a día, los socialistas han ido cerrando acuerdos para garantizarse las alcaldías o un gobierno municipal de izquierdas.
En algunos territorios, como Asturias o Andalucía, continúan las escaramuzas entre los distintos grupos de izquierda para garantizar las mayorías absolutas que impidan al PP mantener parte del poder municipal.
La notable pérdida de mayorías absolutas que dejó la jornada electoral del pasado 24 de mayo forzará además una nueva forma de hacer política. Sin consenso, será imposible gobernar los ayuntamientos, donde el pleno municipal tiene un poder determinante en la gestión diaria. Ninguno de los alcaldes de las grandes ciudades tendrá mayoría absoluta en esos plenos para aprobar cada año los presupuestos municipales o los grandes planes de acción, dos instrumentos claves para que las ciudades avancen. Sin el acuerdo del partido que sostenga al alcalde con alguno de los grupos de la oposición, la gobernabilidad de los ayuntamientos estará gravemente amenazada.
El mapa municipal pasade un azul intenso a una geografía de poder muy repartido. El PP gobernaba en casi toda la España municipal con algunos islotes socialistas, y con las excepciones de País Vasco, Navarra y Cataluña.
Tras el 24-M, el mapa se ha llenado de colores, con la irrupción de las plataformas ciudadanas que dominarán en grandes capitales. El azul del PP ha perdido intensidad. Miles de cargos públicos que han gobernado en los últimos años pasarán a la oposición o abandonarán la política.
Es la primera vez de la reciente etapa democrática en la que la inmensa mayoría de las grandes ciudades estarán gobernadas por alcaldes en minoría. La capital de España no vivía una situación parecida desde 1987, cuando el PSOE se quedó lejos de la mayoría absoluta. Aquella situación provocó una grave crisis en 1989 resuelta con una moción de censura que acabó con un nuevo alcalde, Agustín Rodríguez Sahagun (CDS) y derivó en otra moción de censura en la Comunidad de Madrid. El entonces presidente regional, Joaquin Leguina (PSOE) salvó su Gobierno por dos tránsfugas del PP que impidieron con su voto que Alberto Ruiz-Gallardon saliera victorioso de aquella iniciativa.
Infografía de Rafael Morán Bernaldo de Quirós (@RafaBernaldo)