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Más de 370 millones de niñas y mujeres en el mundo son sometidas a violaciones y abusos sexuales en la infancia
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(Foto: UNICEF)

Más de 370 millones de niñas y mujeres en el mundo son sometidas a violaciones y abusos sexuales en la infancia

Por Virginia González
jueves 10 de octubre de 2024, 14:24h

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Las primeras estimaciones realizadas sobre la violencia sexual en la infancia revelan una alarmante incidencia y unos efectos devastadores sobre los niños y las niñas.
Más de 370 millones de niñas y mujeres vivas en la actualidad –esto es, una de cada ocho– han sufrido violaciones o abusos sexuales antes de los 18 años, según nuevas estimaciones de UNICEF publicadas hoy.

Estas primeras estimaciones de la violencia sexual contra la infancia a escala mundial y regional se publican con anterioridad al Día Internacional de la Niña y dan una idea del alcance mundial de estas prácticas nocivas, especialmente entre las adolescentes, así como de sus implicaciones a lo largo de toda la vida.

Cuando en estos cálculos se incluyen, además, formas de violencia sexual sin contacto físico, como el abuso verbal o en línea, la cifra de niñas y mujeres afectadas en todo el mundo se eleva hasta los 650 millones –una de cada cinco–, un hecho que subraya la urgente necesidad de adoptar estrategias integrales de prevención y apoyo para hacer frente de forma eficaz a toda forma de violencia y abuso.

“La violencia sexual contra la infancia es una mancha en nuestra conciencia moral”, ha afirmado la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell. “Esta violencia inflige traumas profundos y duraderos, a menudo causados por personas que los niños y las niñas conocen y en quienes confían, y en lugares donde deberían sentirse seguros”.

Según muestran los datos, la violencia sexual contra la infancia está muy extendida y traspasa las fronteras geográficas, culturales y económicas. El mayor número de víctimas se registra en África Subsahariana, con 79 millones de niñas y mujeres afectadas (22%). Le siguen Asia Oriental y Sudoriental con 75 millones (8%), Asia Central y Meridional con 73 millones (9%), Europa y América del Norte con 68 millones (14%), América Latina y el Caribe con 45 millones (18%), Norte de África y Asia Occidental con 29 millones (15%) y Oceanía con 6 millones de víctimas (34%).

En los entornos frágiles –como aquellos con instituciones débiles, fuerzas de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas o un gran número de refugiados desplazados por crisis políticas o de seguridad–, las niñas corren un riesgo aún mayor, pues la incidencia de las violaciones y los abusos sexuales durante la infancia se sitúa ligeramente por encima de 1 de cada 4 casos.

“Los niños y las niñas de entornos frágiles son especialmente vulnerables a la violencia sexual”, ha afirmado Russell. “Estamos asistiendo a horribles actos de violencia sexual en zonas de conflicto, donde la violación y la violencia de género se utilizan a menudo como armas de guerra”.

Según los datos, la mayoría de los casos de violencia sexual en la infancia se producen durante la adolescencia, con un repunte significativo entre los 14 y los 17 años. Los estudios muestran además que los niños y niñas que sufren violencia sexual son más proclives a padecer abusos repetidos. En este sentido, la implementación de intervenciones específicas durante la adolescencia es crucial para romper este círculo y mitigar las consecuencias a largo plazo de esos traumas.

Las supervivientes suelen arrastrar el trauma del abuso sexual hasta la edad adulta y corren un mayor riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual o de caer en el abuso de sustancias, el aislamiento social o trastornos mentales como la ansiedad y la depresión, además de encontrar dificultades para forjar relaciones sanas. Los datos muestran también que las consecuencias se agravan aún más cuando los niños y las niñas retrasan el momento de revelar sus experiencias de abuso sexual, a veces durante largos periodos de tiempo, o simplemente mantienen el abuso en secreto.

Aunque las niñas y las mujeres son las más afectadas y sus experiencias están mejor documentadas, los datos muestran que los niños varones y los hombres también son víctimas de abusos. Se calcula que entre 240 y 310 millones de niños y hombres –aproximadamente 1 de cada 11– han sufrido violaciones o abusos sexuales durante la infancia. Esta estimación se eleva a entre 410 y 530 millones si se incluyen formas de abuso sin contacto físico.

La persistencia en la falta de datos, especialmente en lo que se refiere a la experiencia de los niños varones y a las formas de violencia sexual sin contacto físico, pone de manifiesto la necesidad de aumentar la inversión en la recopilación de datos para poder evaluar la dimensión exacta de la violencia sexual ejercida contra la infancia.

A medida que los dirigentes gubernamentales y la sociedad civil –incluidos activistas, supervivientes y jóvenes– se preparan para la inauguración de la Primera Conferencia Ministerial Mundial para Poner Fin a la Violencia contra Niños, Niñas y Adolescentes, que se celebrará en Colombia el mes próximo, la publicación de estos datos pone de relieve la urgente necesidad de intensificar la acción mundial para combatir la violencia sexual contra la infancia y construir un futuro más seguro para los niños y las niñas de todo el mundo. Con este fin, deberán tomarse medidas como las siguientes:

· Cuestionar y cambiar las normas sociales y culturales que permiten que se produzca la violencia sexual y disuaden a los niños y las niñas de pedir ayuda.
· Dotar a todos los niños y niñas de información precisa, accesible y adecuada a su edad, que los capacite para reconocer y denunciar la violencia sexual.
· Garantizar que todos los niños y niñas víctimas y supervivientes de la violencia sexual tengan acceso a servicios que promuevan la justicia y la sanación y reduzcan el riesgo de mayores daños.
· Reforzar las leyes y disposiciones legales destinadas a proteger a los niños y las niñas de todas las formas de violencia sexual (en particular, en las organizaciones que trabajan con la infancia) e invertir en las personas, los recursos y los sistemas necesarios para aplicarlas.
· Establecer mejores sistemas nacionales de datos para supervisar los avances y garantizar la rendición de cuentas mediante la implementación de normas internacionales como la Clasificación Internacional de la Violencia contra la Niñez.

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