El 3 de septiembre, al menos 12 personas murieron intentando cruzar el Canal de la Mancha —entre ellas seis niños y una mujer embarazada— tras volcar frente a Boulogne-sur-Mer (Francia) una embarcación improvisada en la que viajaban unas 70 personas.
Estas nuevas muertes y la desaparición de dos personas el pasado 7 de septiembre elevan el número total de víctimas y desparecidos en el Canal de la Mancha desde el inicio de 2024 a al menos 41, lo que lo convierte en el año más mortífero en el Canal desde 2021. Septiembre es ya el mes en el que más personas han perdido la vida o han desaparecido (12) en esta ruta este año.
"Estamos conmocionados e indignados por esta última tragedia en el Canal de la Mancha, 2024 es el año más mortífero en el Canal de la Mancha desde 2021. Estas muertes no son inevitables sino la trágica consecuencia de unas políticas migratorias inhumanas y absurdas”, denuncia Xavier Crombé, coordinador de MSF en Francia.
El alarmante aumento de las muertes está relacionado con las condiciones cada vez más peligrosas en las que las personas cruzan el Canal de la Mancha. Ante el refuerzo de la vigilancia en la frontera franco-británica, los traficantes organizan salidas desde ciudades cada vez más alejadas de los puntos de partida tradicionales de Calais o Dunkerque, o desde un río, sean cuales sean las condiciones meteorológicas. Las salidas tienen lugar desde Gravelines hasta la bahía del Somme, lo que puede triplicar el tiempo de navegación y aumentar el riesgo.
Además, en el marco de la estrategia centrada en ‘aplastar a las bandas criminales’, la policía ha intensificado sus intervenciones en tierra, impidiendo las salidas, a menudo con violencia, destruyendo el material náutico y persiguiendo a las personas que se desplazan. Ante la creciente presión policial, las lanchas neumáticas se precipitan al agua, ya desinfladas, sin suelo de madera y con los motores dañados.
“Esta retórica de ‘aplastar a las bandas criminales’ no es la respuesta a estas tragedias. Hay una necesidad urgente de abrir rutas seguras y legales entre el Reino Unido y Francia, así como en las demás fronteras exteriores de Europa, para contrarrestar el tráfico de seres humanos y permitir que hombres, mujeres y niños encuentren refugio en el Reino Unido o en Europa o se reúnan con sus familias sin arriesgar sus vidas", recalca el responsable de MSF.
El riesgo es tanto mayor cuanto que las embarcaciones están cada vez más sobrecargadas. En 2024 llevan una media de 51 personas —y en algunos casos más de 100 por embarcación—, muy por encima de la capacidad de estos barcos. En comparación con las 44 personas de media en 2023, las 39 en 2022 o las 7 en 2018.
“En un naufragio ocurrido a mediados de julio, al menos 9 personas murieron al embarcar, asfixiadas o pisoteadas a bordo de embarcaciones sobrecargadas, o ahogadas en ríos o canales antes incluso de llegar al mar”, recuerda Crombé.
Las costosas medidas de seguridad aplicadas por los Gobiernos francés y británico para "detener los botes" no son eficaces ni salvan vidas. Al contrario, hacen que los viajes sean más precarios y peligrosos.
“La responsabilidad de estas muertes recae, en primer lugar, en los Gobiernos francés y británico, cuyas políticas dan prioridad al control de las fronteras sobre las vidas humanas. Además de ser costosa e ineficaz, la política de seguridad contribuye a que los viajes sean cada vez más precarios y peligrosos. Estos trágicos sucesos son el resultado de las operaciones de las autoridades francesas, financiadas y apoyadas por el Reino Unido, para impedir la salida de personas. Estas acciones son inútiles, porque el número de personas que cruzan el Canal no ha disminuido; y son mortales, porque las salidas se producen deprisa y corriendo y a bordo de embarcaciones cada vez más abarrotadas”, concluye Crombé.