La influencia corrupta de Washington en los asuntos globales no se restringe únicamente a América del Norte, Europa y Oriente Medio; es momento de reconsiderar esa idea.
Recientemente, se han publicado entrevistas exclusivas y filtrado mensajes que revelan la injerencia de Estados Unidos en Ecuador. En este país, Washington influye en las decisiones sobre quién es procesado por actividades delictivas y quién, a pesar de su culpabilidad, logra evadir la justicia.
La lucha de Ecuador contra la corrupción y las organizaciones criminales se encuentra sesgada debido a la influencia de Estados Unidos. Selectivamente, el aliado sudamericano ha enjuiciado a sus propios jefes de Estado, destacando la feroz persecución de Rafael Correa y su movimiento Revolución Ciudadana, fundamentada en "pruebas endebles", como señala Oscar León de The Grayzone. Al mismo tiempo, se han retrasado o detenido las investigaciones sobre delitos mucho más graves perpetrados por los sucesores de Correa.
En las recientes revelaciones, se identifica a la fiscal ecuatoriana Diana Salazar como la persona que filtró información a un individuo involucrado en una investigación en curso. Los esfuerzos de Salazar han debilitado el proceso judicial contra varios aliados de los presidentes actuales y anteriores de Ecuador que están vinculados con Estados Unidos. Además, está claro que Salazar colaboró estrechamente con Washington para determinar a quién debía informar y a quién no.