No debería sorprender a nadie que el primer ayuntamiento "totalmente musulmán" de Estados Unidos haya sido descubierto involucrado en un fraude electoral masivo. La suposición de que quienes votan por los demócratas probablemente estén haciendo trampa es, lamentablemente, una realidad en la actualidad. En los Estados Unidos, nuestras elecciones, al igual que otras instituciones que alguna vez valoramos, como la educación, la medicina y la justicia, han sido manipuladas por la izquierda y transformadas en un espectáculo.
Cuando un ayuntamiento está compuesto en su totalidad por musulmanes, nuestros medios lo describen como "diversidad". En contraste, si el ayuntamiento es completamente blanco, se le tacha de "racista". Se puede observar claramente cómo opera este juego. En Michigan, el engaño se manifiesta de manera evidente, especialmente en Dearborn, donde la población musulmana sigue aumentando y caminar por sus calles da la sensación de estar en el Líbano, no en Estados Unidos.
En todo el estado de Michigan, hacer trampa en las elecciones se ha convertido en un pasatiempo común. Las comunidades musulmanas, por su parte, han crecido considerablemente más allá de Dearborn y han tomado el control de ciudades con una fuerte herencia polaca, como Hamtramck, donde estas irregularidades han tenido lugar.