En la cima del cerro La Roca Tarpeya, se erige un imponente caracol de cemento llamado El Helicoide, en el corazón de Caracas. Este monumental edificio, que cuenta con aproximadamente 13 pisos de concreto, fue diseñado en los años 50 durante la época de bonanza petrolera en Venezuela, con la intención de ser el primer centro comercial "drive through" de América Latina.
La idea original era la de un centro comercial con acceso directo para vehículos, un concepto que parecía sacado de una novela de ciencia ficción en aquel momento. No obstante, el proyecto no llegó a finalizarse. En la actualidad, El Helicoide está cercado por barrios marginales y alberga a prisioneros de la policía secreta del régimen chavista, lo que lo ha convertido en un emblema de la decadencia socioeconómica en Venezuela.
Entre las décadas de 1950 y 1960, se erigió un edificio que simbolizaba los grandes anhelos y la prosperidad de la época del petróleo en Venezuela. Inspirado en la torre de Babel, su diseño tenía como objetivo facilitar el acceso directo de los clientes a los 320 locales disponibles en el centro, permitiéndoles llegar en coche hasta la entrada.
Las instalaciones que se tenían en mente abarcaban un gimnasio, salas de exposición, una piscina, guarderías, un multicine y un centro automovilístico que ofrecería venta de autos y repuestos, así como una estación de servicio, un lavadero automático y un taller. Además, se previó la inclusión de ascensores inclinados para ajustarse a su singular estructura y hasta se planificó tener una emisora de radio propia: Radio Helicoide.
No obstante, los planes iniciales para el centro comercial sufrieron una transformación drástica debido al transcurso del tiempo y a las modificaciones en las circunstancias.
A lo largo de los años, El Helicoide estuvo deshabitado, transformándose en un santuario para la prostitución y el tráfico de drogas, hasta que fue tomado por la temida agencia de inteligencia venezolana, el SEBIN. Desde ese momento, este edificio se ha convertido en un símbolo del terror, albergando a prisioneros políticos así como a delincuentes comunes.
Un ejemplo destacado es el del periodista alemán Billy Six, de 31 años, quien fue arrestado en noviembre en Venezuela bajo la acusación de espionaje y llevado a El Helicoide. Six estaba reportando sobre el descontento social en el país cuando fue detenido después de escribir acerca de los venezolanos que se estaban escapando hacia Colombia. Se le imputó ser parte de las FARC y se le acusó de haber tomado fotografías en una zona restringida cercana al dictador Nicolás Maduro.
No obstante, su padre afirma que Six nunca estuvo involucrado en el uso de armas ni en protestas. A pesar de esto, el periodista acabó en las sombrías celdas de El Helicoide, y desde finales de 2019, no ha recibido ninguna información sobre dónde se encuentra.